Es un problema de educación y civismo, pero la situación ha llegado a tal extremo en la barriada de Montesol que los vecinos de la calle Los Gavilanes, infestada por una cantidad ingente de excrementos caninos sin recoger, reclaman al ayuntamiento que refuerce la limpieza en la zona, tras dar por perdida la batalla de la concienciación ciudadana y el respeto a los demás.

En ese sentido, al margen de que los dueños no recojan las heces de sus mascotas, los residentes en la calle denuncian que el personal municipal pasa con poca frecuencia. «Yo tengo dos perros, pero visto que la gente no respeta, el ayuntamiento también debería hacer más. Por ejemplo colocar un contenedor con bolsitas y que el barrendero no pasara una vez al mes, que es cuando viene», se queja Ana Pulido. «Falta desinfección. Cada día tengo que espantar cuatro cucarachas de mi casa. El centro esta muy limpio y el norte no tanto, como siempre», añade.

Silvia Maestre, otra residente en la vía desde hace unos tres años, no recuerda haber conocido la zona limpia. «Desde que me vine a vivir siempre ha estado así pero cada vez va a más. Tengo una niña pequeña y por ahí no pasamos nunca. A nadie se le ocurre caminar por ahí, solamente a la gente que tiene perro», sostiene, a la vez que reclama más campañas de concienciación. «Sería una buena estrategia. Hay que educar a las personas y enseñarlas a ser más responsables», añade.

Otra vecina, Sheila Durán, se ha dado cuenta de la situación rápido. «Llevo año y medio aquí y poca gente recoge las cacas en este paseo. La imagen que da deja mucho que desear y es incómodo salir por ahí porque tienes que estar mirando para abajo para no pisar un excremento y llevarte la sorpresa», argumenta. En ese sentido, Sheila también apuesta por reforzar la limpieza e incrementar las sanciones económicas. «Los culpables son los dueños», apostilla Eva Rebollo, otra vecina de la zona. «Incrementar las multas podría ser una opción, el bolsillo sí le duele a la gente, porque yo tengo dos niños pequeños y por allí ni me acerco», sentencia.

CAMPAÑA / El ayuntamiento, a través de la concejalía de Participación Ciudadana y en colaboración con otras entidades y asociaciones, lanzó hace solo unos meses la campaña ‘Cáceres limpia la hacemos entre todos, involúcrate’, para concienciar a los dueños de los perros de la importancia de recoger los excrementos, no solo por higiene y estética, sino por un asunto de salud pública.

Las heces que los perros depositan en zonas públicas tienen consecuencias muy negativas y generan contaminación ambiental, visual y olfativa. Pero, además, son fuente de contagio de enfermedades propias de los perros, de tipo viral (parvovirosis) y parasitarias (ascaridiasis, anquilostomiasis, entre otras). E incluso para las personas, ya que pueden transmitir algunas formas de zoonosis. Asimismo, son un medio propicio para que las moscas depositen sus huevos en ellas, y pueden convertirse en agentes transmisores de enfermedades al transportar huevos de parásitos a alimentos, a las aguas de estanques o a los embalses.

Los excrementos de perro son un foco infeccioso de un parásito unicelular microscópico llamado Giardia Dudodenalis. Es un frecuente agente productor de diarreas en niños y adultos. El desecho se va consumiendo poco a poco en la calle hasta llegar a ser polvo; posteriormente los residuos circulan en el aire y así permanecen en el ambiente. Se pueden adherir fácilmente a los alimentos expandidos en la calle y no son nada recomendables para las plantas ni para hacer compost. Por sus características, pueden producir pequeñas infecciones, podredumbres y también posibles contagios.