En la cafetería del hospital San Pedro de Alcántara el bullicio del viernes por la mañana es considerable. Los camareros Pedro Mendo, José Luis García y Jonathan Arenas se afanan en atender al público que busca un desayuno reconstituyente. Son tres de los participantes del curso de operaciones básicas de restaurante-bar en centros de servicios sociales y ahora están en la fase de prácticas.

Pedro es una excepción. Con sólo 20 años y estudiante de Educación Primaria, aspira a aprender un oficio con el que ganar algo de dinero en el tiempo que le deja libre la facultad. Se le ve contento. "Nunca he trabajado en la hostelería. Quiero trabajar de maestro, pero hay muchos", asegura.

Mientras tanto, entre panes y embutidos, trabajan Gloria Monclús y Antonia Galán, beneficiarias del curso de cátering especializado. Ambas han llegado a la frontera de los 50 años y mantienen la ilusión de lograr un trabajo. Gloria ya ha trabajado en hostelería y, a pesar de ello, afirma que "siempre se aprende algo, sobre todo de teoría". Antonia, sin experiencia, "quiere realizarse tras una vida de ama de casa". Felices, son conscientes de que las dificultades llegarán cuando las prácticas acaben.