A sus 31 años Felisa Lázaro, Fe para sus amigos, se ve limitada. Reconoce que cuando se encuentra bien se siente viva y con ganas de seguir adelante, pero cuando recuerda su enfermedad se viene abajo. "Quiero seguir adelante, luchar, pero la verdad es que no veo futuro", responde cuando se la pregunta que plantes tiene.

Fue en enero del 2007 cuando a Felisa le detectaron la enfermedad. "Me dijeron que tenía E. M. y no supe reaccionar, tan solo me pregunté, qué es E. M.". Tenía novio, trabajaba en una inmobiliaria y, de la noche a la mañana, su vida cambió. Ahora tiene la incapacidad temporal, una pequeña pensión que no llega a 300 euros y unas ganas de vivir que se contagian, y contrastan con ese pesimismo que solo demuestra cuando algo le hace pensar en el futuro.

Insiste en que cuando le diagnosticaron Esclerosis Múltiple, aunque algo le sonaba "no sabía realmente lo que era, ni tenía claro en qué consistía ni su gravedad"; y lo único que se quedó marcado en su mente fueron tres frases que dijo el facultativo que la atendió: "Degenerativo, medicación de por vida y que nos veríamos muchas veces". Ante esto, recuerda, solo pude preguntar: "Por qué tengo E. M.".

Fueron tanto sus dudas, y también las que ha apreciado en muchos de los que la han preguntado sobre esta enfermedad en este ya largo año y medio que lleva padeciéndola, que para Felisa uno de los objetivos prioritarios ahora es "dar a conocer esta enfermedad, que la gente sepa qué la produce, cuáles son sus efectos, y deje de causar ese rechazo que muchos demuestran cuando dices que padeces esclerosis múltiple, como si fueras un apestado".

Su primer paso ha sido hacer unas camisetas --ayer le entregó una a la alcaldesa y le explicó su significado-- con las que, al tiempo de conseguir fondos para la asociación, busca el provocar que la gente pregunte que es la E. M. "Solo quiero que la gente sepa qué es la esclerosis múltiple, que es una enfermedad no contagiosa, ni hereditaria, aunque incapacita muchísimo a los que la padecemos".