El próximo lunes la alcaldesa, Elena Nevado, se reúne en Madrid con la secretaria de Estado de Medio Ambiente, María González. En ese encuentro se tendrá que hablar del trasvase desde Portaje hasta el Guadiloba, que se proyectó como la solución definitiva para el abastecimiento de agua a la ciudad. Es una de las cuestiones que el ministerio tiene pendiente con la ciudad. La solución del trasvase desde Portaje se presentó hace doce años, después de que la declaración de impacto ambiental protegiese el río Almonte. La obra está parada. Sigue pendiente de que la tubería pase los ríos Almonte y Tajo.

Ramón Pavón, funcionario del cuerpo de ingenieros técnicos agrícolas del Estado que trabajó en obras hidráulicas de planificación de regadíos y que ahora está jubilado, ha presentado alegaciones en todos los procesos de información pública de Portaje, tanto en el proyecto inicial como en las dos modificaciones que ha tenido. Con este proceder se ha convertido en el más combativo contra esta solución para abastecer de agua a la ciudad, un trasvase que en su opinión fue «la peor decisión que se pudo tomar».

Llevó su rechazo a la obra hasta presidencia del Gobierno en una carta que remitió a Mariano Rajoy y que respondió su jefe de gabinete, Jorge Moragas. En la contestación se precisaba que la competencia en la ordenación, planificación y gestión de las aguas que discurren por el territorio de Extremadura son competencia de la comunidad autónoma. Sin embargo, los dos organismos que han tramitado y han decidido sobre Portaje son la Confederación Hidrográfica del Tajo y Medio Ambiente, ministerio al que pertenece el organismo gestor de la cuenca.

Su rechazo a Portaje lo resume en tres ideas. La primera es la distancia, 65 kilómetros, «que producirá una pérdida de carga en las tuberías que hará que aumente la potencia de las bombas y que obligará a un mayor consumo eléctrico, al final la que sale beneficiada es la compañía eléctrica». La segunda está relacionada con la primera y es que se necesitarán «tres impulsiones» para traer el agua, dos dentro del trayecto entre Portaje y Guadiloba y otra entre el canal del río Alagón y Portaje, esta tercera, pese a no estar en el trazado principal, «se acabará necesitando porque la ribera de Fresnedosa -de la que se abastece el embalse de Portaje- no garantiza el suficiente suministro de agua», destacó Pavón, que concluyó que estas impulsiones traerán como consecuencia más consumo de electricidad y una mayor incidencia en el recibo que los usuarios paguen por el agua de Portaje.

Pavón recordó que las obras hidráulicas se acaban repercutiendo en los consumidores, «no solo el coste que suponga traer el agua, sino también la amortización de la obra». El coste de la inversión se ha incrementado desde su adjudicación por 40 millones. Las dos modificaciones que se introdujeron en 2010 y 2012 subieron el precio otros 20 millones de euros, además queda por saber cuánto valdrá la solución o la nueva estructura para que la conducción cruce los dos ríos, salvo que se utilicen infraestructuras ya existentes.

Esta es la tercera razón del rechazo de Pavón. «La tubería atraviesa dos cursos de agua -los ríos Tajo y Almonte- y lo tendrá que hacer a una altura prudente, lo que obligará a construir una nueva estructura» que sea más resistente que la proyectada inicialmente, ya que la prevista con cables «parece que no es viable», apuntó, dado que es lo que la directora general del Agua, Liana Ardiles, indica en una carta dirigida a Fernando García Figueroa, quien con Pavón participó en la plataforma ciudadana que se constituyó contra la solución de Portaje. Ardiles reconoció que la idea inicial de cruzar ambos ríos con una estructura «esbelta y ligera» que se utilizaría para la sustentación de la tubería no serviría, ya que «unos ensayos en túnel de viento pusieron de manifiesto la necesidad de adecuar la solución», aseguró Ardiles en su carta. El técnico recordó que las obras de la conducción de Portaje, adjudicadas en 2007, están paradas y pendientes del paso del Tajo y el Almonte.

«El abastecimiento quedó garantizado en 1992 con el trasvase del Almonte -en la cola del embalse de Alcántara-», afirmó Pavón, que aseguró que «la primera buena noticia» que ha leído sobre el suministro de agua ha sido el reciente anuncio de Canal de Isabel II de que iba a renovar el bombeo. Defiende que la capacidad de este trasvase se debe incrementar y modificar la concesión que tiene Iberdrola para explotar Alcántara con el fin de que el nivel del agua no baje de la cota 192 (para garantizar que se puede impulsar agua hasta el Guadiloba) y de que se adapte a la ley de Aguas y a la directiva comunitaria que fija como «uso prioritario el abastecimeinto a la población».