La imagen de la Virgen de la Montaña entra en la última curva de la carretera de acceso a su santuario. Antes de llegar a él, este año la patrona de la ciudad hará una última y novedosa parada. Los hermanos de carga de la cofradía acceden deprisa en este último tramo hasta detenerse frente a una peana en la que bajo una bandera de España se oculta el busto de un hombre muy especial en este día y ese lugar.

Junto a él han esperado impacientes la llegada de la Virgen el alcalde, José María Saponi; el obispo, Ciriaco Benavente; el mayordomo de la Cofradía de la Montaña, Jesús María Larrazabal; y otros muchos concejales y cofrades.

Son poco más de las doce del mediodía. Los hermanos de carga giran a la patrona y la detienen frente al busto de Francisco de Paniagua, "aquel por quien surgió esta devoción y a quien tanto hemos de agradecer los cacereños", señala el obispo al recibirla. Sus palabras las comparte el alcalde, que tras la bendición de la nueva escultura agradece en nombre de todos los presentes a Francisco de Paniagua que hiciera posible que la Virgen "lleve 300 años entre nosotros y 100 como nuestro patrona". Este acto, añade, quiere ser "un homenaje a la Virgen, un reconocimiento a los cofrades y, de forma muy especial, a quien hizo que esto sea hoy posible".

Así, desde ayer el primer eremita del santuario, cuyo nombre ya figuraba en una calle de la ciudad, tiene un sitio privilegiado junto a la Virgen a la que dio toda su devoción.

La obra

El busto es obra del escultor Antonio Fernández, autor de las esculturas del minero instalada en Aldea Moret o las lavanderas de Aguas Vivas, entre otras. Para hacer la de Francisco de Paniagua "ha tenido que imaginar como eran los eremitas de aquella época, pues hemos buscado y hecho muchos estudios, pero no hemos conseguido encontrar ninguna fotografía de él", señala a EL PERIODICO el concejal Joaquín Rumbo.

Sobre su coste señala que la escultura, junto con la peana sobre la que está instalada, ha supuesto un coste de unos 6.500 euros. El concejal añade que el conjunto y la rotonda en la que se encuentra forman parte de la cuarta fase del proyecto de mejora de la subida al santuario, con la que se completa todo el acceso hasta la ermita, aunque dentro de este proyecto, advierte, aún faltan dos fases, las de San Marquino y San Marquino-Fuente Concejo.

Se trata de una obra que se inició en la primera legislatura de Saponi, habiéndose acometido en cada legislatura una de las cuatro fases realizadas hasta ahora, con una inversión en cada una de ellas de 300.500 euros. "Las dos fases que aún están pendientes y que se estima estarán concluidas en unos dos años son bastante más importantes y de un mayor coste, ya que se tendrán que hacer obras de relleno, muros de contención...". No obstante, lo que es el acceso al santuario está totalmente finalizado, con nuevo firme, acerados e iluminación.