Apenas hace un par de semanas, a un día de Nochebuena, amaneció el día nacional -extraoficial- de la salud. Llámenlo conformidad, llámenlo resignación o llámenlo avenencia excusada para los que no fueron agraciados con el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional. «Al menos tenemos salud», resonaba esa mañana del 23 con más fuerza que el «felices fiestas» del que aún hay eco.

Al día siguiente, todos aquellos «saludables» esbozaban sonrisas forzadas al repasar las listas de números premiados, buscando acaso pedreas, o tal vez un reintegro de lo jugado, pues ya sabían que los grandes premios habían pasado de largo, y el ansiado gordo no había visitado más que el espejo tras tanta festiva ingestión.

Oímos: «Unas veces se gana, y otras se pierde», manida afirmación popular -y de lógica aplastante- similar a «la suerte es de quien la tiene» -más aplastante si cabe-, siempre en boca de los que no son portadores de la fortuna de la victoria, y que buscan el consuelo de los que se hallan en la misma situación, y no de los «tontos con suerte» que sí lograron un pellizco. Sea como fuere, el consuelo ante tal infortunio es el de poseer salud (de la buena, quiero entender), y la festejamos a lo grande consiguiendo subidas de colesterol y kilitos navideños amarrados a la cintura.

Y ahí es cuando aparecen los propósitos del nuevo año (más manidos aún que los refranes antes mentados), y con ellos, un «anexo» a la Carta a Los Reyes Magos, para que traigan todo tipo de productos milagrosos, máquinas de ejercicio y complementos deportivos para lucir en el gimnasio al que acabamos de apuntarnos.

¡Ay, blanca y grasa Navidad! ¡Qué bonita tu llegada y qué dura tu partida! Menos mal que hoy sólo queda abrir regalos que pagaremos durante todo el año, terminar el roscón que aún queda por digerir, y escuchar el sorteo del Niño… para soñar con tapar los agujeros de nuestros bolsillos, o bien gritar a los cuatro vientos que seguimos sanos sanísimos. Porque (seguimos con las verdades aplastantes): «Quien no se consuela, es porque no quiere».