En verano se abandonan más animales. No es un tópico, sino una realidad que constatan todas las protectoras en estas fechas. Con la llegada del calor y las vacaciones, los perros y los gatos dejan de ser miembros de la familia para convertirse en un peso. El camino más fácil es abandonarlos, dejarlos a su suerte en gasolineras, autovías o en plena ciudad. Pero no solo en la época estival, esto ocurre a diario y aumenta con el fin de la temporada de caza. Según datos del Refugio San Jorge de Cáceres, el mayor número de perros abandonados proviene de realas, generalmente, podencos y galgos. Los cazadores deciden deshacerse de animales que no dan la talla para sustituirlos por otros. Estos son abandonados o en el peor de los casos asesinados por sus dueños.

Los centros de acogida casi duplican su capacidad ante los altos niveles de abandono. El Refugio San Jorge de Cáceres es una prueba de la situación que afecta a la ciudad. "Los cheniles están abarrotados y algunos perros no pueden compartir perrera con otros por problemas de comportamiento, así que esto nos limita mucho más la acogida", señala Laura Varaldi, encargada del refugio. Aun así, reconoce que en las instalaciones no hay límites, pero es fundamental la colaboración ciudadana para mejorar las condiciones de los animales. Cerca de 90 canes y 80 gatos son acogidos por esta italiana que durante una beca Erasmus decidió que Cáceres sería su hogar.

Varaldi cuenta que el número de cachorros alcanza ya la cuarentena y que gracia a las casas de acogida pueden tomarse un pequeño respiro. Aunque el principal problema de la ciudad, según manifiesta, es la superpoblación de gatos. "El tema de los felinos es una barbaridad, venimos recogiendo uno o dos al día desde primavera", afirma.

SOLIDARIDAD Afortunadamente, no todo el mundo opta por el abandono. Otra parte de la sociedad decide apoyar a este colectivo y ofrecer su ayuda, bien económica, bien personal. "Ahora mismo lo que más necesitamos son adopciones para mejorar la calidad de vida de los animales". Los mercadillos solidarios inyectan buenas cantidades a las cuentas del refugio. "Nos mantenemos gracias a esas subastas", afirma. Además, en 2012 pusieron en marcha el 'Teaming', una plataforma de crowdfunding donde la gente puede hacer pequeñas aportaciones. Con el dinero recaudado se han podido acometer ligeras mejoras como el techo de la gatera. No obstante, dicha plataforma "no funciona como debiera porque la gente tiene reparos en dar el número de tarjeta por internet", asegura Varaldi. La solidaridad se extiende a muchas personas que visitan cada tarde las instalaciones para pasear a los perros desinteresadamente, y a todas las casas de acogida que cuidan a los cachorros lactantes hasta que encuentran un hogar.

Solo un 20% de los animales que llegan tienen microchip de identificación, por tanto no se puede reclamar nada a los dueños. "Pedimos a las instituciones que se impliquen y que incrementen la vigilancia con todos los perros, porque solo se centran en los peligrosos", indica. Pero la mayor parte de los llegan sin identificación proceden de fincas privadas, que por normal general carecen de control.

Los último días "están siendo duros", confiesa Varaldi. La semana pasada rescataron a cinco perros (solo uno con microchip). El último caso ha sido el de una podenca que vagabundeaba en la explanada de Carrefour. Cuando la atraparon descubrieron que tenía crías y tuvieron que regresar al día siguiente para localizarlas y evitar que muriesen.

UN PAGO QUE NO LLEGA El ayuntamiento todavía no ha saldado sus deudas con el Refugio San Jorge. La gestora no ha cobrado aún nada de lo que el consistorio debe abonar por el rescate y mantenimiento de los animales abandonados. El colectivo reclama sus derechos, ya que según la Ley 5/2002 de Protección de los Animales en Extremadura, es en los ayuntamientos donde recae la responsabilidad de gestionar los animales abandonados en el municipio.