Hace unos días escuchaba la letra de una canción entonada por el coro rociero de Cáceres dedicada a la Virgen María que decía: ´Te pido que mis hijos nazcan/con mi misma devoción,/que te quieran con el alma/como te quiero yo.´ De esta forma bella y emocionante expresaba la realidad de un deseo en todos los que de una manera u otra hemos conocido una religión que con todos sus defectos y limitaciones, por el elemento humano que la compone, ha sido una fuente no solo de cultura y conocimiento, sino de esperanza, libertad y amor fraterno que tan grandes representantes ha conocido en los santos admirados por todos y que de forma muchas veces anónima sigue realizado en nuestra sociedad. Basta echar una ojeada a uno de las carteles presentes en la exposición ´Verum Corpus´ que estos días tiene lugar en nuestra ciudad para ver la riqueza de asociaciones que actualmente ejercen este admirable servicio en la diócesis de Coria-Cáceres. Hasta 60 asociaciones se citan en ella.

Este deseo de transmitir nuestros mejores valores es lo que sin duda impulsó a más de un 79,76% de los padres de nuestra diócesis a pedir libremente la asignatura de religión católica para sus hijos en los colegios públicos en el curso 04/05. Ya podemos decir que en este nuevo curso ha aumentado en varios centros la matricula de alumnos que piden esta materia para una formación más integral y completa, aunque esto no se traduzca en un aumento del número de horas lectivas para los profesores de religión, que ven aumentado su trabajo y mermados sus ingresos por la política de reagrupamiento de alumnos hasta el límite de lo permitido en la ley, pero a todas luces pedagógicamente inviable, que sólo con esta asignatura se obliga a extremar. Si lo normal en otras materias es tener un número de veinte alumnos como máximo, en ésta, en algunos casos, supera los treinta aunque el aula no esté acondicionada para tantos alumnos.

La mayoría de los países en Europa tienen una legislación más favorecedora que la que aquí se pretende. En Luxemburgo, por ejemplo, con una legislación laica más arraigada que la nuestra, la asignatura de religión está en el sistema educativo público y cuenta con una alternativa de Educación Moral y Social para los alumnos que sus padres o tutores pidan la exención; o Alemania, donde es una materia ordinaria del currículo y se le dedica dos horas semanales.

Un gobierno que legisla sin tener en cuenta lo que pide la mayoría de los ciudadanos, como muestran las estadísticas o las manifestaciones multitudinarias que van limpiando la calle a su paso y que lo hacen ordenadamente y molestando lo menos posible, se convierte en dictadura, aunque sea de manera sutil y envuelta en la manipulación atosigante de los medios de comunicación que ya monopoliza. Podrá incluso cambiar la Constitución para que lo que ahora es claramente contrario a ella en la LOE sea legal en el futuro; podrá también ir en contra de los acuerdos internacionales con la Santa Sede, aunque de momento no se atreva a romperlos; pero tarde o temprano esta actitud ciega e incoherente tendrá su respuesta contraria en la sociedad. Hay lecciones de nuestra historia que bien aprendidas nos evitarían tropezar más de dos veces en la misma piedra.

De momento y si nadie lo remedia el proyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE), sin la C de Calidad que todos los sectores implicados en la enseñanza habían insistentemente reclamado, seguirá situándonos a la cola de Europa y depreciando el nivel de competitividad de nuestros alumnos. En el último informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA), que promueve la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España se sitúa en uno de los últimos lugares: el puesto 23 de los 29 estudiados. Porque el problema no es sólo la enseñanza religiosa y una batalla de las asociaciones de padres y sindicatos contra una ley que no contenta a nadie, sino todo un cúmulo de despropósitos mal aderezados con los términos del consenso, la modernidad y la denigrada expresión del talante.

Hoy todos los padres, sean del signo que sean, incluso los que libremente deciden que sus hijos no reciban enseñanza religiosa, deberían conocer el alcance de la nueva ley, que comenzará a debatirse en el Congreso el 20 de Octubre y que atentará gravemente contra sus derechos, si no queremos asumir una democracia delegada en la que una minoría impone su criterio a todos.

Nuestro pueblo ya ha probado las mieles de libertad, concordia y progreso que a unido a todos los españoles en una gran nación ante Europa y el mundo y no consentirá que cantos de sirena vacíos de contenido le aduzcan y roben un tesoro tan preciado propiciado por la Constitución Española, refrendada y aprobada en 1978 por todos los partidos políticos presentes en ese momento.

Si quieren estudien su reforma, porque nada es perfecto en esta vida, pero respeten los tiempos y el consenso que la misma Constitución establece para que siga siendo la de todos los españoles que quieren vivir en paz y legando lo mejor de si mismos a nuestras futuras generaciones.