Comenzó tras el ataque a las Torres Gemelas y este año ha vuelto a llenarse de significado por la ola de atentados que sacude distintos países del mundo. La Diócesis de Coria-Cáceres organizó ayer la XIV edición de la 'Marcha por la Paz', en la que personas de distintas confesiones, incluida la alcaldesa, caminaron de la mano por Cánovas para demostrar que los términos 'violencia' y 'religión' son opuestos. La Iglesia Católica, la Iglesia Evangélica, la Comunidad Islámica, la Comunidad Bahá'i y la Comunidad Budista elaboraron el manifiesto en castellano y en árabe, que destacó los valores comunes a la humanidad: "Somos una familia grande y diversa, juntos construimos la paz".

El secretario general de la Comunidad Islámica de Cáceres, Abdel Karim Kerkaou, recordó que llevan cinco años sumándose a esta marcha. "Estamos totalmente en contra de todo tipo de violencia en nombre de cualquier religión o ideología política. Las ideas se hablan, la libertad de cada uno termina cuando empieza la del otro. Ya se sabe cómo está el mundo, necesitamos salir a la calle para decir basta a la violencia, a la guerra...", afirmó.

A su lado, el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, calificó esta marcha como "muy necesaria porque todas las religiones estamos convencidas de que hay que trabajar unidas por la paz como primer objetivo, en estos momentos más que nunca (...) Decir que se mata en nombre de Dios es una blasfemia", matizó.

Por su parte, el pastor Mariano Arellano, de la Comunidad Evangélica de Miajadas y Mérida, lamentó el "uso de la religión desde hace demasiado tiempo como excusa barata para agredir al otro, para no tolerarle, cuando cualquier religión en su base tiene valores muy distintos. La diferencia no es una oportunidad para el miedo, sino para enriquecernos". Asimismo, la representante de la Comunidad Bahá'i, María Cañas, consideró que la razón de ser de la religión es "desarrollar la capacidad de amar para tener una sociedad en paz y resolver los conflictos de forma pacífica".