La rehabilitación de la casa del número 52 de la calle Caleros, apuntalada desde el año 2000, ha comenzado. El lunes de la semana pasada se retiraron los puntales de madera, que cruzaban de un lado a otro de la calle y que sostenían la fachada visiblemente inclinada, para iniciar los trabajos de derribo, que ya han comenzado, y la posterior rehabilitación.

Con el inicio de las obras, se pone fin a la situación de abandono que sufría la vivienda y que afectaba a la propia imagen de la calle, una de las más populares del casco viejo y por la que cada año pasa la patrona en el recorrido de su descenso.

Los puntales, que dificultaban en parte el paso de la Virgen, se habían convertido ya en un elemento cotidiano de la calle. La casa se tuvo que apuntalar tras el derribo y rehabilitación de una de las viviendas colindantes a principios del año 2000.

El departamento de Disciplina Urbanística del ayuntamiento inició un expediente hace casi cuatro años para dirimir sobre la responsabilidad de la ejecución de las obras. Finalmente, se estimó que aquella intervención del 2000 en la vivienda vecina no afectó al número 52 y, por lo tanto, los propietarios de la casa debían hacer frente a su rehabilitación, según confirmaron fuentes municipales. Este diario intentó ayer sin éxito contactar con el propietario de la vivienda afectada.