THtace tres años pocos confiaban en las posibilidades de que Cáceres se revelara como una seria candidata a obtener el título de Capital Europea de la Cultura en 2016. Ni siquiera nuestros competidores, entonces menos que los actuales, temían que esta ciudad, de algo más de 90.000 habitantes, con enorme potencial y vocación cultural, se convirtiera en una rival muy respetada entre el conjunto de las demás aspirantes.

Dicho esto, conviene reflexionar sobre la trayectoria que ha seguido en este tiempo el proyecto que Cáceres inició hace tres años. El consorcio Cáceres 2016, formado por las principales instituciones regionales: Junta de Extremadura, diputaciones, principales cajas de la región, universidad, Academia Europea de Yuste y, naturalmente, el Ayuntamiento de Cáceres, puso en marcha los mecanismos necesarios para, siguiendo un exhaustivo programa, ir cumpliendo con los objetivos para los que fue creado, y ahora a menos de un mes en el que expira el plazo que marca el ministerio para la entrega del proyecto y con los deberes hechos, es el momento de preguntarse si todos estamos en ese esfuerzo colectivo con absoluta implicación, o solo la ciudadanía en general y naturalmente las instituciones que lo sustentan.

En los últimos días, el grupo de la oposición en el ayuntamiento encabezado por el Partido Popular, ha iniciado una escalada de ataques y descalificaciones hacia el Gobierno Municipal de Cáceres actual por cuanto que denuncia supuestos despilfarros, según dicen, en las cuentas de Gemaca. La excusa, una vez más, es el Festival del Oeste, sobre el que presentan cifras aleatorias que no se corresponden con las presentadas en el consejo y asamblea de esta sociedad, y a cuya aprobación no se opusieron, y sobre todo cargan las tintas en una supuesta verdad incómoda, en un intento de socavar la confianza de la ciudadanía en su primera institución, el ayuntamiento. Todo esto tiene para ellos una motivación muy clara, y es tapar la vergonzosa gestión cultural que durante 12 años desarrollaron los sucesivos gobiernos populares, porque los agravios comparativos con la actual dinámica cultural promovida por el gobierno de Carmen Heras , que ha logrado situar a Cáceres en los circuitos culturales relevantes del país, así lo evidencian.

Muy ilustrativo de ese menosprecio hacia la cultura es el hecho de que la portavoz del grupo municipal Partido Popular-Extremadura Unida, Elena Nevado , pidiera, en el Pleno del 17 de junio, quizás traicionada por su subconsciente, la supresión de la Concejalía de Cultura, como medida de ahorro. ¿Qué mensaje le estaríamos lanzando a la opinión pública y sobre todo a los miembros de la comisión evaluadora del ministerio que nos observan con detenimiento, si hiciésemos lo que propone el Partido Popular? Cuesta creer que durante la anterior legislatura esta concejalía que ahora quieren suprimir, adquiriera un protagonismo sin precedentes, cuando el peso de los programas culturales desarrollados en la ciudad de Cáceres entonces, lo tenían entonces, las acertadas políticas culturales a instancias de la Consejería de Cultura, la diputación, la obra socio-cultural de las principales cajas y la universidad.

Así las cosas, nadie sensato cuestionaría a estas alturas, el cambio en las estrategias lanzadas por el actual gobierno, que ha apostado y apuesta por la cultura como motor de desarrollo, convencido de que promover eventos como grandes espectáculos para celebrar las fiestas del patrón San Jorge; buenas programaciones musicales durante las Ferias de San Fernando; o conciertos y festivales, no hacen sino reforzar nuestros programas lúdicos generando una fuente de ingresos en una ciudad donde el sector servicios es prioritario.

La férrea oposición que muestran los populares ante las numerosas inversiones que la ciudad está recibiendo para convertir el centro en lugares ordenados, habitables, incorporando elementos que cualquier espacio público demanda para hacerlos funcionales y versátiles, para las cada vez mayores exigencias de una sociedad que mira al futuro. Tiene esa férrea oposición una lectura muy simple: se oponen al progreso de una ciudad que llevaba tiempo demandando políticas que miraran al futuro y no al pasado. Solo hay que preguntarle a la mayoría de los empresarios que tienen sus negocios en la Plaza y aledaños y que ven que los beneficios a medio plazo son para todos ellos enormes. Apelar a la responsabilidad de este grupo de la oposición que se revela contra todo lo que implique progreso para la ciudad de Cáceres debería ser no solo una obligación, que lo es, de este equipo de Gobierno, sino de todos los ciudadanos que en estos momentos difíciles se aferran a la esperanza de que existe un futuro lleno de oportunidades para todos los cacereños.

*Concejala de Promoción, Dinamización y Juventud del Ayuntamiento de Cáceres.