El concejal de Tráfico, Santos Parra, tenía ayer colapsado el teléfono. No era para menos. La desactivación de más de 200 de las 700 tarjetas de acceso de vehículos al casco viejo, efectuada el miércoles sin previo aviso por parte del ayuntamiento, enfadó a los vecinos. Muchos titulares de los permisos, aún compartiendo la medida municipal de limitar las entradas al recinto intramuros, no entendieron que una decisión de esta índole se adoptara sin la oportuna información a los afectados.

El responsable municipal volvió a recordar ayer que un fallo en el sistema lector de la jefatura desactivó todas las tarjetas y que, aprovechando esta tesitura, el consistorio dio de baja aquellas autorizaciones que no reunían las cuatro condiciones fundamentales para ser titular de un plástico: vivir en el casco antiguo (para lo que hay que entregar un certificado de residencia o estar empadronado), vehículos de carga y descarga, vehículos de emergencia y taxistas.

El concejal insistió en que la decisión se adopta por dos motivos: el acuerdo alcanzado con la asociación de vecinos, y el excesivo número de permisos que desde hace cuatro años el ayuntamiento ha otorgado y que choca con el propósito municipal de ceder espacios para el peatón en la ciudad monumental.

Parra fue claro al asegurar que el ayuntamiento no quitará tarjetas de forma arbitraria y aseveró: "Todo el que tenga derecho a una tarjeta la tendrá, pero hay que controlar su concesión para evitar que haya personas que las usen de manera pícara, bien para aparcar o bien para acortar su itinerario en coche". El objetivo del gobierno es dejar en 300 el número de permisos.

La inmensa mayoría de personas consultadas por EL PERIODICO están de acuerdo en la adopción de la medida, pero no comparten las formas utilizadas. Luis García, presidente de Ciudad Monumental, recibió llamadas de queja de vecinos afectados, entre ellos de la calle Obras Pías de Roco. Otro de los afectados fue Paco Rebollo, director de la Filmoteca de Extremadura, que mostró su malestar porque le han quitado la tarjeta. "¿Por qué yo no tengo y el concejal sí, si los dos trabajamos en un organismo oficial?", se preguntó Rebollo, a quien un agente le informó de que su tarjeta está desactivada y que desde el miércoles él ya no está en la lista de los beneficiarios.