Desde los solemnes entierros de las familias más nobles durante siglos, hasta la glamorosa entrega de las Medallas de las Bellas Artes por los Reyes a Vitorio y Lucchino, Geraldine Chaplin, Carmen Sevilla, Rafael Canogar o Espartaco, Santa María siempre ha sido el templo escogido por los cacereños para sus máximas manifestaciones religiosas y culturales. En él se han casado miles de parejas --hay más de cien bodas al año--, en él se venera a la patrona, la Virgen de la Montaña, y al patrón, San Jorge, en él tienen su sede cofradías emblemáticas como el Cristo Negro y Las Batallas, en él hay decenas de cultos, conciertos y otras citas cada año, incluidos actos de la mayor relevancia, y por él pasan cada día cientos de cacereños y turistas.

Y así ha sido durante centurias, porque Santa María pudo comenzar a construirse tras la reconquista de Cáceres en 1229, siendo la primera iglesia intramuros y desde entonces la principal. Aunque las citas sobre su fundación son escasas, sí se sabe que su peculiar perfil y sus proporciones actuales corresponden a las importantes obras de ampliación de los siglos XV y XVI, como consecuencia del auge demográfico. En su larga trayectoria fue crucial el año 1957, cuando, por bula de Pío XII y tras la petición del obispo Llopis Ivorra al Vaticano, se erigió en concatedral y desde entonces Cáceres comparte la diócesis con Coria.

Santa María es la historia de los cacereños y viceversa. Sus muros, sus esculturas, sus capillas, sus tesoros patrimoniales... todos tienen un cuándo y un por qué en el pasado local. Incluso sus 150 tumbas hablan de las costumbres y de la vida cacereña desde el medievo, cuando empezaron a enterrarse familias como los Mayoralgo (hasta quince generaciones), los Solís, los Golfines, los Carvajal o los Blázquez, hasta la última sepultura en el año 1990, la del obispo Jesús Domínguez.

Desde 1950 se han producido las mayores reformas, con sucesivas rehabilitaciones y adaptaciones, como la introducción de la sillería coral y cambios en el presbiterio, la nueva capilla del Santísimo Sacramento, una sala capitular y un museo, restitución de vidrieras, ampliación del órgano barroco y nueva iluminación.