Una riada solidaria inunda el colegio público El Vivero desde que sus alumnos y profesores se enteraron de que Jonás, un estudiante de seis años de primero de Primaria, había perdido su casa por un incendio en el Junquillo el pasado lunes.

Todos, incluidos los padres, se pusieron a trabajar para ayudar a una familia "humilde", como la definió la directora del centro, Julia Granado. Su padre trabaja esporádicamente en la construcción y la madre se dedica a tareas domésticas. "Tuvimos que parar de recoger ropa ante la gran respuesta recibida", recuerda la responsable de este colegio con más de 300 alumnos. Sin embargo, esta semana el reto será mayor. La comunidad educativa está realizando una colecta para comprar artículos de primera necesidad para la familia de Jonás Panadero, que ha tenido que trasladarse al domicilio de los abuelos maternos.

"Cuando llegó a clase al día siguiente del incendio sus compañeros estuvieron más pendientes de él", afirma orgullosa la profesora Marisol Preciado, quien destaca la timidez del niño. "El otro día le metieron una bolsa de ropa en su mochila y vino a decirme que no era suya", recuerda. Todo un ejemplo para confiar en el futuro que escribirán los más pequeños.