En estos momentos ‘fachendosos’ y patrioteros, a los que nos han arrastrado las minorías independentistas de Cataluña, han nacido en los pechos ‘ultras’ de la vieja España -los de ‘sangre azul’ y corazones a la derecha-- unos sentimientos de ‘ardor guerrero’, que no sabemos muy bien a dónde nos llevarán. Por lo pronto, han surgido por balcones y barandillas de muchas ciudades ‘enseñas rojas y gualdas’ de las que cantaban las tonadilleras del siglo pasado, para ensalzar los valores de una dictadura militar, que toda España pretende olvidar, sin conseguirlo del todo.

Incluso, en algunas ciudades -como Cáceres- han crecido en sus parques centrales enormes mástiles campamentales en los que ondean también banderas que recuerden a los paseantes que están en España. ¡Parece mentira que la gente sea aquí tan olvidadiza!

!No me extrañaría que hubiese ‘patriotas’ que hasta se limpiasen la boca, después de comer, con servilletas rojas y amarillas.

El ‘ardor guerrero’ al que antes me refería, ha inspirado a una ‘cantautora’ con un apellido tan español como Sánchez --últimamente, este apelativo familiar está muy de moda, aunque por muy distintos motivos-- a ‘endilgar’ unos cuantos ‘ripios poéticos’ para dar una nueva letra a la Marcha Real o ‘Marcha de Granaderos’; la que en nuestra patria cumple el papel de Himno Nacional; que ya tuvo en su día versos poco convincentes de Eduardo Marquina o de José María Pemán; ya felizmente olvidados.

El proyecto de su autora es que, lo mismo que la enseña nacional figura hoy en ventanas y balcones y destaca en los jardines municipales, que todos los españolitos de a pié puedan entonar el Himno mediante estos versos --un tanto ‘frikis’ y amanerados-- incluso cuando vayan de juerga.

Loable propósito que viene a materializar uno de los objetivos más queridos por nuestros gobiernos de ‘centro-derecha’: imitar en todo lo posible los modos y modas de USA; empezando por las más torpes consignas del actual Presidente: ‘Spain the first’.

No hay por qué extrañarse: la autora de la letra para el Himno Nacional vive desde hace mucho tiempo en Miami (Florida); tiene sus ahorrillos en bancos norteamericanos y siente un especial cariño por su nueva ‘patria’. Allí, la ‘enseña de barras y estrellas’ ondea en puertas y ventanas de todo el país; en parques, teatros, estadios y cementerios. Hay quien lleva también las ‘barras y estrellas’ en la ropa interior. Y las notas de su himno resuenan constantemente, aunque no venga a cuento.

Esto ha ocasionado que varios significados políticos de ‘derechas’ se hayan deshecho en elogios hacia la señora Marta por tan ‘original’ idea; jurando ante las cámaras que cantarán las estrofas y rimas de este ‘parto de los montes’ en sus paseos y excursiones, en sus reuniones y congresos, o antes de cada ‘mitin’ electoral; incluso cuando estén en el cuarto de baño o, entre sueños de grandeza, mientras duermen.

Los dos himnos que ha tenido España a lo largo de su Historia, la Marcha Real y el Himno de Riego, han sido marchas militares de bonitos compases y sonoras melodías; pero ninguno de ellos tenía letra. O, si la tenía, era con versos ofensivos, guerreros, cargados de odio y represalia. Por eso entiendo que debemos escuchar con respeto su música y sus acordes, como símbolo de la Patria. Pero nunca mancillarlo con melifluos ‘ripios’ de escaso gusto, ni con amenazas de exclusión o de odio.