"La comida y la familia es lo que más se echa de menos, pero se compensa con el trato cercano de los cacereños". Quien habla es Derby Ríos, un peruano de 25 años que lleva poco más de siete meses fuera de su país. Su voz representa a la de buena parte de inmigrantes con los que pudo hablar ayer este diario y que, como él, conmemoraron el cuarto aniversario de la Asociación Cacereña de Extranjeros en el que el folclore y la gastronomía sirvieron de lengua universal.

La cita fue en la casa de la cultura de la barriada Isabel de Moctezuma, donde poco antes de que se iniciara la jornada festiva --a las siete de la tarde-- era prácticamente imposible encontrar un hueco, incluso para algunos representantes municipales que arroparon al colectivo. En esta jornada de conmemoración, Bolivia, Honduras, Perú y Colombia conformaron junto a España un mosaico de culturas, colores y sabores.

"Falta la comunidad magrebí, una de las mayores en Cáceres. No han podido venir pero estarán el próximo año", matizaba el presidente del colectivo, Horacio Daza.

Los pasillos eran un colorido ir y venir de acentos, afanados en ultimar los detalles de los bailes y en preparar las mesas con algunos de los platos más representativos de cada país. Poco después, con la música llegó la fiesta. Al ritmo de cumbias, sevillanas, salsa, o jotas extremeñas, los aromas de arepas , o las papas a la huancaina , y el sabor familiar de la horchata de arroz , acortaron, por unas horas, la distancia que separa ambas orillas del Atlántico.