El proyecto de la ronda este está desde ayer en fase de información pública, un periodo que se prolongará durante 30 días hábiles y en el que se podrán presentar alegaciones. En este documento se especifica que el año previsto para su puesta en servicio es 2018, pero es una planificación que ya no se podrá cumplir dado que ahora habrá que resolver las reclamaciones que se presenten, sacar a concurso su ejecución y acometer la obra de esta vía urbana de 3,9 kilómetros que conectará por las estribaciones de la Montaña las carreteras de Trujillo, desde la glorieta de acceso a la Guardia Civil, y de Miajadas, en una nueva rotonda de conexión con la calle Juan Sebastián Bach.

El plazo más probable para su finalización es 2020, que es el previsto en el presupuesto de la Junta de 2017, cuentas en las que hay crédito hasta ese año para financiar los 29,3 millones en los que el proyecto cuantifica la licitación (la ejecución material es de 20,3). Que se mantenga o no dependerá de si las proyecciones se cumplen y de si surgen inconvenientes en su ejecución. A favor de su realización está que es una vía que se convertirá en necesaria para unir el este de la ciudad y el complejo del San Pedro de Alcántara con el nuevo hospital.

En el año 2020 la ronda este tendrá una intensidad media diaria de tráfico con puntas de hasta 14.173 vehículos en el tramo en el que se prevé que haya más circulación, que es el que une la rotonda prevista en la carretera del santuario con el nuevo acceso al Residencial Universidad, según las estimaciones del proyecto, en el que la ronda se inicia en la conexión con la carretera de Miajadas (Ex-206) y con una previsión de 2.100 vehículos en este trecho inicial, un número al que se van sumando nuevos conductores hasta los 14.173 en el tramo anteriormente citado.

Entre las actuaciones recogidas en el proyecto destacan la duplicación de la carretera de Miajadas desde Charca Musia hasta su unión con el inicio de la ronda, la prolongación de la avenida de Dulcinea desde Vistahermosa en un tramo de 234 metros que llega hasta la nueva vía urbana, la ampliación de la longitud de la avenida de la Hispanidad en 358 metros hasta la ronda (en este trecho se proyecta un viaducto de 90 metros para salvar la Ribera), la construcción de un mirador de la ciudad monumental en la nueva glorieta de conexión con la carretera de santuario y otro viaducto de 300 metros en su tramo final, el más próximo al Residencial Universidad.

AJUSTES / El proyecto incorpora los ajustes propuestos por el ayuntamiento para estrechar el ancho de la ronda y que la velocidad sea más reducida. El documento recuerda que el límite es de 50 kilómetros por hora (es una vía urbana) y apunta que la mediana prevista inicialmente se ha reducido de 4 a 2 metros y que los arcenes exteriores se han acortado de 2,5 a 1 metro. También se incorporara a petición del ayuntamiento una mayor anchura en los tableros del viaducto para dar continuidad al carril bici. En el trazado de la ronda se proyecta un carril bici con un ancho de 1,5 metros y un acerado exterior de 2,5 metros. También se prevé la ejecución de una pasarela para dar continuidad al tránsito peatonal de la carretera del santuario de la Montaña, además de pantallas acústicas en varios puntos del trayecto.

PROCESOS KÁRSTICOS / El proyecto divide la ronda en dos tramos por las características del suelo. El primero, de 1.180 metros y que se inicia tras la conexión con la carretera de Miajadas, está formado por calizas y dolomías que intercalan algunas capas de pizarras. En esta zona se contempla ejecutar un terraplén largo de tres metros de altura máxima y desmontes al inicio y al final del tramo. Aquí también se aprecian procesos kársticos, en este espacio está el Calerizo, que han dado lugar a cavidades y a hundimientos. Aunque el riesgo de colapso de suelos se califica de bajo, se recomiendan medidas de evaluación. En uno de los puntos del trazado, de 30 metros, sí se precisa que el riesgo de cavidades abiertas en roca es severo.

El segundo tramo, desde las estribaciones de la Montaña y hasta la carretera de Trujillo, tiene 2.620 metros y la obra consiste en una sucesión de desmontes y terraplenes. Los trabajos más destacados son un desmonte de 8 metros, un terraplén de 12 metros y el viaducto de 300 metros. El terreno es de pizarras y cuarcitas con grandes diferencias de relieves.

El proyecto también detalla la prospección arqueológica hecha. Destaca la localización de un fragmento de cerámica común y de otro de un hacha de diorita de la etapa Neolítica, pese a ello «no se puede hablar de yacimientos, dado que se trata de hallazgos aislados».