La rotura de una tubería secundaria de la red de abastecimiento de agua potable originó ayer una situación caótica en el tramo que une la avenida Virgen de la Montaña con la plaza de Colón. La avería se produjo a las 18.20 horas, según los técnicos del Canal de Isabel II --concesionaria del servicio de agua en la ciudad--, y provocó un brote de agua y escombros que inundaron la zona en pocos minutos y levantaron el margen izquierdo del carril. El concejal de Infraestructuras, Miguel López, anunció a este diario que el tramo de un metro de tubería dañada fue sustituido en dos horas, y aclaró que el corte de suministro se limitó únicamente a la manzana colindante al tramo afectado, debido a que la cañería era de desviación y no general.

La policía, que recibió una llamada del 112 alertando sobre el incidente, se vio obligada a cortar el tráfico de la avenida en dirección a Colón y acordonó la zona para que los operarios de la empresa responsable del suministro pudieran localizar su origen. Finalmente, el área afectada fue detectada alrededor de las 19.30 horas tras comprobar todas las llaves de paso que rodean la plaza de Colón. Tras la localización de la avería, los agentes vallaron parte de la glorieta para facilitar un improvisado paso de peatones. Pocos minutos después llegó la máquina encargada de levantar todo el asfalto de la calzada afectada y que delimitaron los técnicos del Canal.

Durante las dos primeras horas que siguieron a la avería, el concejal Miguel López y los técnicos consideraron varias hipótesis sobre el origen de lo sucedido. Los responsables municipales explicaron a este diario que en esa zona confluyen "varias intersecciones de la red de abastecimiento", y apuntaron a un reventón de una válvula como causa del accidente, provocado posiblemente por las raíces de los árboles cercanos. No obstante, no quisieron dar más detalles hasta completar todo el trabajo, que finalmente reveló que el incidente se limitó a una tubería secundaria de 200 milímetros cúbicos de capacidad. Asimismo, las consecuencias sobre la avería no fueron tan graves como se estimaron, y no fue necesario interrumpir el suministro de agua desde la avenida de la Montaña hasta la Plaza de Italia, como se esperaba en un principio.

NERVIOSISMO El levantamiento de todo el pavimento del carril y el consecuente brote de agua provocaron momentos de preocupación entre los viandantes y vecinos de la zona. Una de las personas más afectadas fue la señora encargada del kiosco situado precisamente en la zona afectada, la cual afirmó haberse sentido "muy asustada". Ella no fue consciente de la situación hasta que el agua emanaba progresivamente con más fuerza. "Cuando fui consciente del peligro que podía suponer, mi primer impulso fue cerrar el establecimiento y tratar de alejarme lo más lejos posible", declaró la encargada, que sustituía momentáneamente a su hijo, que es quien regenta el local.

La inundación de Colón y el dispositivo realizado por los agentes de la policía local para evitar aglomeraciones en el tráfico alertaron a los vecinos de la zona, que estaban preocupados principalmente por las horas que sufrirían la falta de agua potable en sus casas.

Algunos de los afectados consultaron a los técnicos y al concejal qué consecuencias tendría la avería, y el tiempo estimado para su reparación. Sin embargo, ninguno de los responsables quiso asegurar un plazo concreto de restauración del suministro, aunque finalmente, se repuso en dos horas.