Rubén Rubio aparenta menos de los 36 años que tiene y le cuesta darse importancia a pesar de haber ganado los dos premios más importantes que para bajistas se convocan cada año en el certamen Bass Day que se celebró el pasado domingo en Madrid.

Por primera vez en la historia de este certamen que reúne a los maestros españoles del bajo, el músico cacereño obtuvo los galardones al mejor bajista del año y al mejor disco por Biondo , que presentó en febrero de este año, autoproducido y que cuenta con las colaboraciones de otros músicos radicados en la región como el guitarrista Vudi Amores o el saxofonista David González.

Acompañado por ambos y el baterista de Plasencia Albert Fuentes, Rubén Rubio entró en el olimpo de los bajistas y ofreció un concierto ante más de 200 colegas en esta feria sectorial en la que se dan cita las marcas y especialistas de mayor prestigio como Marcus Miller, Pepe Bao, Charlie Moreno o Matías Eisen. "Ojalá estos premios me abran puertas y sirvan para tocar más", aseguraba ayer, aún en una nube tras volver a su casa de La Mejostilla, donde su pequeño Leonardo, de cuatro años, le ve ensayar.

Consciente de que todo lo ha conseguido con mucho esfuerzo --"este premio corrobora el que me otorgaron en los extremeños de la música", dice orgulloso--, Rubio empezó a tocar el bajo a los 16 años por casualidad. Tuvieron la culpa sus primos, el baterista Oscar Trigoso y el guitarrista Epy Figueroa, con los que dio sus primeros pasos. "La verdad es que también me gustaba la trompeta, pero me dio por el bajo", recuerda de los tiempos en los que se las apañaban para ensayar en la casa de cultura Rodríguez Moñino.

DIFERENTES GUSTOS

Pero el tiempo le ha dado la razón y por delante sigue teniendo el reto de crecer y sacarle partido a Biondo , el disco instrumental que le ha servido de carta de presentación a su carrera, marcada por las colaboraciones con artistas y grupos de estilos tan diferentes como el heavy, el flamenco, el jazz o el pop. En la actualidad, el bajo de Rubio suena en Qkino, Los Niños de los Ojos Rojos o Dimenssion.

De la situación de los músicos cacereños tiene claro que falta "infraestructura" porque, aunque sigue habiendo talento, se programa menos sitios y asegura que "ahora parece que vas a atracar un banco en lugar de dar un concierto" por el miedo a las denuncias. Pero no importa. Su reto continúa siendo vivir de la música. "Vivo de esto o, al menos, lo estoy intentando". Los premios confirman su fe.