Dos banderas con el toro de Osborne ondean en la plaza de España. Los 20 grados de mediodía comienzan a picar en pleno mes de diciembre, y hay quien busca la sombra chuleta en mano. A un lado, la charanga toca el eterno Paquito chocolatero arrimada al barril de 120 litros de ponche. ¡Y qué ponche! Manolino y Manolino, dos vecinos que comparten nombre y estatura, han preparado su mejor mezcla para alegrar al personal, que sí parece animado.

El barrio de Santa Lucía, situado en Aldea Moret, ofreció ayer un festín a sus vecinos para recibir la Navidad, pero el olor a parrilla, a migas y a chocolate caliente se extendió por otros distritos cacereños. La Mejostilla, Hispanoamérica, la Sierrilla, Espíritu Santo, Aguas Vivas y San Francisco se levantaron ayer en pie de fiesta provistos de calderos, peroles y planchas gigantescas para cocer, asar, freír y comer en compañía de todos los vecinos. Cada barrio ha elegido su fecha, pero el día de ayer fue el más animado. El PERIODICO realizó una ruta gastronómica por los festejos matinales para no perder detalle.

A las dos en punto, el frontal del antiguo ayuntamiento de Santa Lucía parecía un chiringuito, pero navideño. La directiva vecinal, vestida de Papá Noel, preparaba, asaba y servía 20 kilos de chuletas, 20 de panceta, 20 de chorizo y 20 de sardinas, amen de 30 panes y aperitivos variados. Cipri y Kiko eran los chef de la parrilla; Cati, Guille, Isabel, Bibi y otras compañeras se repartían el resto del trabajo; la charanga tocaba La cucaracha y los vecinos estaban a lo suyo: comer y charlar. "A mí me gustan estos ambientes, más que las verbenas ruidosas y un poco horterillas", se sinceró Rafaela mientras esperaba la tanda de chuletas. Detrás, su vecina María asentía: "La gente se encuentra a gusto. Es un barrio unido".

Mientras, a varios kilómetros al oeste, en la Sierrilla, Francis, Adolfo, César y Juan Pablo removían un gigantesco perol lleno de 40 kilos de migas, con una cañita al lado para reponer fuerzas. Los vecinos comenzaban a llegar a la sede social dispuestos a empezar la Navidad con este festín al más puro estilo extremeño (pan de tahona, panceta ibérica, chorizo y pimiento). Eufrasia, una señora entrada en años, se dirigió a los cocineros, casi todos directivos de la asociación, y procedió a la cata: "Están al punto, pero la gente las notará sosas. Más sal". Y comenzó el banquete: 150 raciones con vino de pitarra y café humeante para estrechar lazos entre los residentes de los sectores 1 y 2 de la Sierrilla. Los agradecimientos se los llevó el Cimov, que prestó un perol de tamaño notable.

Los concejales Joaquín Rumbo, Javier Castellano, Martín Buenadicha y José Luis Sánchez realizaron un periplo por los barrios para trasladar la felicitación del ayuntamiento y pasar un rato agradable. "La carne está riquísima, y el vino...", describió complacido Rumbo.

En La Mejostilla, los niños fueron protagonistas. El Movimiento Junior les preparó una mañana sin tregua y la asociación vecinal remató la faena con refrescos y golosinas. Pero la fiesta grande estaba prevista por la tarde, con la presentación del nuevo presidente, Jacinto Mellado, publicación de la página web de la barriada y degustación de productos extremeños (jamón, morcón...).

Ya al anochecer, otros distritos comenzaron a encender el fuego. Hispanoamérica repartió migas a diestro y siniestro en su sede, al igual que Aguas Vivas, Espíritu Santo y Puente de San Francisco. En cambio, Los Castellanos decidió suspender su fiesta en duelo por la muerte de María Victoria Maya, una vecina que murió atropellada por un turismo en la madrugada del pasado viernes.

LLENO EN EL AUDITORIO También por la tarde se celebró la XIV Muestra Local de Villancicos Ciudad de Cáceres, organizada por el ayuntamiento. El público completó el aforo del auditorio para asistir a las nueve actuaciones de colectivos cacereños, que recibieron una placa honorífica. Horas antes, la iglesia de Fátima acogió otro certamen con niños y jóvenes de distintas parroquias y colegios, que también salieron a las calles para imponer estrellas de felicitación navideña en nombre de los misioneros.