Ocho depósitos y 250 kilómetros de tuberías abastecen a la ciudad. José Antonio López Lara, jefe del departamento de Distribución de Canal de Isabel II, empresa concesionaria del servicio, explica para EL PERIODICO los pasos que recorre el agua cada vez que un grifo se abre. Bajo el asfalto se esparcen auténticas rutas subterráneas que distribuyen el suministro. Pero nada sería de estas autovías sin el Guadiloba y el Almonte.

De cualquiera de estos embalses, generalmente del Guadiloba, capta Cáceres el suministro, que luego se impulsa a través de una tubería de fundición de 600 milímetros a la Estación de Tratamiento de Agua Potable de la carretera de Madrid, donde se somete a un proceso de potabilización. Una vez que es apto para el consumo, una bomba impulsa el líquido al depósito cabecera de la ciudad, llamado de La Montaña, porque está en la Sierra de la Mosca, frente al Calvario.

Ese depósito alimenta a todos los demás, bien por gravedad --los que están más bajos de cota que el de La Montaña-- o por bombeo --los que están más altos--. Cada uno de ellos tiene sus tuberías de salida, que abastecen a distintas zonas de la ciudad, generalmente a través de tuberías de 400 milímetros.

Para sacar más rendimiento a la red, los depósitos más bajos alimentan a las zonas bajas. Los más elevados suministran a los barrios topográficamente más altos. El depósito general de La Montaña llega hasta plaza de Antonio Canales, Argentina y sus alrededores, Aldea Moret y San Mateo. El denominado depósito inferior se conecta con la zona más baja de Cáceres: Mejostilla, campus, carretera de Trujillo y plaza Mayor hacia abajo. El de Cerro de los Pinos alcanza a Aldea Moret, Nuevo Cáceres, Ceres Golf, Cimov y Valdesalor. Los de la Sierrilla distribuyen a la zona norte: Capellanías, las dos Sierrillas y Castellanos. El del santuario y Portanchito suministran a las casas que están en su zona de influencia.

López Lara explica que en Cáceres hay cuatro tipos de tuberías. Las de fibrocemento (hechas con mortero de cemento) y las de fundición gris (de hierro), son las más antiguas. Tienen entre 30 y 40 años y están esparcidas, especialmente, por la plaza Mayor, Barrionuevo y sus alrededores. Las más modernas son las de fundición ductil --que se aplican desde hace unos 20 años-- y "son casi perfectas", dice el responsable de Distribución de Canal. Pero la novedad, "que viene pegando fuerte", son las de polietileno con uniones electrofusionadas, que se han instalado en La Cañada y en las viviendas de Proexsa, en La Mejostilla.