Este año hay signos especiales. San Antonio, trece y martes. Como es habitual, la novena al santo está muy concurrida. En primer lugar por las gentes del barrio y en segundo lugar por cacereños en general. Y es que no se trata de un santo cualquiera. Se trata del santo más ´buscaor´, como decía mi abuela. Eso sí, un poco interesadillo, aunque la verdad es que se conforma con poco.

Si a los alrededores no le sobraran cables de todas clases atravesando las fachadas, contenedores en lugares inoportunos, calle con escaleras, intervenciones urbanísticas desastrosas, sería una preciosidad. Pero eso no impedirá que el lunes por la tarde bailemos en la verbena, ni que el martes se celebre la procesión hasta san Mateo.

Siempre que me lo han permitido mis obligaciones y mi salud he pasado a la ermita a ver al santo. Incluso le visité en el mismo Padua y le canté aquello de ´Antonio divino y santo suplicad...´. Cómo no se me habrá ocurrido imitarle y hacer lo mismo con las mariposas que nos han invadido recientemente. Espero que me lo recompense con una buena novia porque de la lotería no se ocupa. Eso debe ser cosa de san Pancracio. Hay que ver lo bien que tienen repartidas las tareas los santos.