Tres de febrero del año 321, el diario principal de Sebaste (ciudad de la actual Turquía) acaba de publicar la noticia que Blas Obispo de la villa había muerto en una de las redadas que el ejército había hecho contra los llamados cristianos, seguidores de un tal Jesús de Nazaret (Galilea). El gobernador de la zona había dado la orden y el emperador Licinio estaba al tanto de la operación militar pues era algo normal por aquellos entonces.

Entre los detalles del martirio que se contaban se destaca que había sido detenido en su sede episcopal, una cueva en el bosque del monte Argeus, desde donde Blas desarrollaba su misión episcopal. El reportero apuntaba que la gente sencilla había sentido mucho la pérdida, porque Blas que era también médico, había ayudado desinteresadamente a mucha gente cuando acudían al él para que los curara. Incluso contaba el testimonio de una familia, que describía el caso de la curación de uno de sus hijos al que se le había clavado en la garganta una espina de pescado.

También manifestaban su disgusto los amantes de la naturaleza, sobre todo de los animales, pues Blas era un muy buen cuidador de los mismos, a su cueva acudían muchos atraídos por el cariño y el cuidado de este personaje.

A final de la crónica afirmaba el reportero que no le parecía bien que pasaran estas cosas y que se acabara con la vida de gente buena, únicamente por la forma de pensar de la misma, y que él tenía la intuición de que este personaje sería recordado en el tiempo.

Tres de febrero del año 2018, la ciudad de Cáceres (España) se dispone a celebrar un año más la romería de San Blas, aquel personaje de la noticia de hace ahora 1.697 años, el cronista de entones acertó de pleno en su pronóstico de que el obispo Blas sería recordado con el paso del tiempo.

Los cordones para los males de garganta y las roscas del santo, se repartirán por todos los rincones de la ciudad, pero Blas nos seguirá recordando en el siglo XXI, estas cuatro cosas: el respeto a la forma de pensar de todos, la necesidad del diálogo, la obligación de hacer cosas por los que nos necesitan y la importancia del cuidado de la naturaleza.¡Feliz fiesta de San Blas, para todos! (donde se celebre).