La ronda de San Francisco debe su nombre a los franciscanos que instalaron su convento en lo que ahora ocupa el complejo cultural San Francisco, construido a finales del siglo XV. Ante las dificultades que encontraban para cruzar a la otra parte de la ciudad porque tenían que atravesar arroyos, los monjes propusieron la ejecución del puente de San Francisco (al que debe su nombre la ronda y el barrio). En aquel momento un arroyo bajaba desde la calle Clavellina, pasaba Camino Llano y llegaba hasta San Francisco, donde confluían hasta cuatro arroyos, que luego se canalizaron.

El puente ha sufrido durante su historia tres transformaciones. La primera fue en el siglo XIX, cuando un arquitecto se encargó de un nuevo proyecto, en el que se usaron algunos materiales de la pasarela de la Edad Media. En aquel momento el puente era estrecho y de un solo ojo.

La zona siempre ha estado relacionada con la industria y el comercio. Hubo una época en la que llegaron a confluir hasta 30 industrias relacionadas con molinos de aceite, pienso, tenerías o lavaderos de lana. Además el puente era un lugar muy transitado debido a su cercanía a la zona de la ribera y porque se trataba de un lugar de paso habitual hacia las históricas fuentes de la ciudad y de las que se abastecían los cacereños de la época, como Fuente Nueva, Fuente Fría, Fuente Rocha o Fuente Concejo.

En 1972, siendo alcalde la ciudad Alfonso Díaz de Bustamante, llegó la segunda modificación, esta vez con el objetivo de solucionar los problemas de tráfico que tenía aquella zona. Decidió instalar un puente más amplio, que tuviera ya dos ojos. Al principio Bustamante quiso traer a Cáceres un puente de cantería que salvaba el río Magasca, situado en Trujillo, pero los trujillanos se alzaron con protestas que evitaron su traslado.

Más tarde, en el año 2003, con el alcalde José María Saponi, el puente, por el que hasta entonces pasaban los coches, fue sustituido por una glorieta. Saponi, conocedor del valor sentimental que tenía esta infraestructura para el barrio optó por colocar una réplica del puente inicial (con un solo ojo) sobre la glorieta, a modo decorativo.

La decisión no estuvo exenta de polémica por parte de los vecinos, que no compartían la sustitución del puente por una rotonda. El proyecto formaba parte del plan integral de reordenación urbana del sureste de la ciudad, que pretendía hacer más transitable para peatones y conductores el trayecto Mira al Río-Fuente Rocha.

En la actualidad el barrio cuenta con 254 habitantes y su calle principal, la ronda de San Francisco, suma hasta nueve comercios abiertos, la mayoría tiendas de alimentación, aunque también de antigüedades, muebles y talleres mecánicos. También tiene cinco bares y cuatro locales cerrados. En la vía se concentran edificios públicos como el hospital San Pedro de Alcántara, la Clínica San Francisco, el complejo cultural, el edificio de diputación, la Casa de la Mujer,

un colegio y una residencia universitaria. Los empresarios creen que es un buen lugar para montar un negocio al tratarse de una zona de tránsito tanto de peatones como de coches. Aunque reconocen que las ventas han descendido, aseguran que el paso de la gente ayuda a mantener los comercios.

En cuanto a infraestructuras consideran que lo único que falta en el barrio de San Francisco son más aparcamientos, ya que los días de diario aparcar es una práctica casi imposible.