Al presentar este personaje la enciclopedia digital wikipedia dice que Monseñor Romero (1917-1980) fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo de San Salvador, célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y por haber muerto asesinado mientras celebraba la eucaristía. Dentro de la Iglesia católica se le consideró un obispo que defendía la opción preferencial por los pobres. Los creyentes católicos sabemos que es mucho más.

En 1990 se inició el proceso para ser declarado santo, algunos se han preguntado durante este tiempo cómo a estas alturas, incomprensiblemente, no se ha dado este paso, pero para otros (sobre todo en Latinoamérica) es ya conocido como San Romero de América, sin que haga falta el reconocimiento oficial de la Iglesia. Como datos curiosos destacaría: que algunas iglesias protestantes ya lo tienen incluido en su santoral; es considerado como uno de los diez mártires del siglo XX representados en la londinense abadía de Westminster y fue nominado al premio Nobel de la paz en 1979.

Por fin, el 3 de febrero de 2015 el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto de la Congregación para las Causas de los Santos que declaró a Oscar Romero mártir de la Iglesia Católica. Será beatificado en San Salvador el 23 de mayo próximo.

La afirmación "El mundo no necesita maestros, sino testigos y si necesita maestros, éstos tienen que ser testigos", se hace realidad de de una forma especial en la figura de este obispo sudamericano. Los sucesos de "Las Tres Calles" en 1975 en el que fueron asesinados unos cuantos campesinos catequistas que volvían de un acto litúrgico, y sobre todo la explicación oficial, parcial e injusta, de los hechos, hizo que su relación con las autoridades civiles y militares se radicalizara y su preocupación por la justicia social comenzara a ser su prioridad.

Sus homilías eran en una cita obligada cada domingo. Romero se convirtió en un implacable protector de los derechos de los más pobres y necesitados, sobre todo de los que eran explotados por los que tenían el poder. Sus pastorales eran un denuncia de todas las injusticias vinieran de donde vinieran y eran signo de la defensa de la dignidad humana. Su muerte estaba casi anunciada.