Apartadas del mundo exterior, con una vida dedicada a la oración, las clarisas llevan cuatro siglos acercando su devoción por Santa Clara a los cacereños. Ayer celebraron el día de esta religiosa, que defendió siempre su vida transparente . Muchos fueron los fieles que se acercaron hasta el convento, situado en la parte antigua, para asistir a la eucaristía en la que adoraron la imagen de la santa.

Pero no ha sido el único acto de conmemoración. Las clarisas han celebrado durante toda la semana el novenario en honor a su madre, con la participación de un padre franciscano cada tres días. Eucaristías en las que el argumento principal de sus lecturas es el camino de la vida a la muerte. "Los actos religiosos de esta semana los vivimos de una forma más intensa y con mayor devoción a nivel de nuestra comunidad", explica sor Teresa. Las clarisas inculcan su amor por la vida de la religiosa a todas las personas que deciden acercarse hasta el convento: "Nuestra madre renunció a las riquezas y comodidades del mundo para dedicarse a una vida de oración, pobreza y penitencia. Intentamos llevar esa idea a la sociedad que hoy en día está sumergida en un mundo tan materialista".

Mayor confianza

Según sor Teresa son muchos los adolescentes que se acercan hasta el convento a pedirles una oración o escuchar sus consejos. "Nos alegramos porque muestren su confianza en nosotras. Además, muchos jóvenes que deciden formar una familia ponen a sus hijas el nombre de Clara".

Los cacereños han pasado de acordarse de Santa Clara solamente cuando se acerca el día de su boda y no quieren que la lluvia amargue la celebración. Ahora confían en sus milagros en la vida cotidiana. Por esta razón, ayer acudieron con flores para hacer ofrendas como señal de agradecimiento.

"Santa Clara fue la primera mujer que escribió la regla de una norma, por eso aún sigue de actualidad a pesar de ser una mujer del siglo XIII". Las clarisas se entregaron a la vida religiosa para superar los males del mundo mediante la oración. "Este año ha sido especial porque hemos celebrado la fiesta de la eucaristía".

Ayer fue un día distinto para las clarisas y una vez acabados los actos de conmemoración a Santa Clara, las puertas del convento volvieron a cerrarse para que sus oraciones continúen con la labor de defensa de la ciudad.