Moderna o tradicional. Atrevida o conservadora. La reforma de la plaza de Santa Clara, una de las puertas de entrada al casco antiguo, no logra el visto bueno unánime de los vecinos y ciudadanos que pasean por la zona. A falta de los últimos retoques, la apertura al tráfico será un hecho "hoy o mañana", según avanzó ayer el concejal de Infraestructuras, Miguel López, que comparó el nuevo diseño con el de otras plazas de ciudades europeas en las que se han utilizado los mismos materiales. "Cambiamos la piedra y hemos mejorado los accesos", precisó López, recordando que el granito retirado es reciente y sin valor arquitectónico.

Sin embargo, la actuación, incluida en el proyecto Intramuros y financiada con 300.000 euros del Plan E, divide a los residentes. Pilar Motellón, que ya lleva más de 30 años viviendo en una casa de la plaza, opina que la cruz, el elemento más característico de Santa Clara, "no pega ni con cola con el nuevo diseño" y afirma que desde su ventana le parece ver ahora "una piscina o un cementerio con un panteón".

En opinión de Paqui Carrasco, que regenta uno de los pocos negocios en la cercana plaza de la Soledad, la reforma ha convertido los adoquines "en un peligro para peatones y coches", aunque agradece que se haya reducido el espacio para la circulación de vehículos, que ya no pueden utilizar la plaza como rotonda.

El edil Miguel López defiende el uso del nuevo adoquinado "porque es moderno" y recuerda que el tránsito de vehículos obliga a reposiciones continuas si la calzada es de empedrado. En todo caso, entiende que "contra gustos no hay nada escrito. Hay gente a la que le va a gustar más y a la que menos, pero creo que no ha quedado mal".

Otros vecinos consultados consideran que la plaza se podrá disfrutar más con el buen tiempo al disponer de más zonas de paso y menos coches, como opina Susana Moreno. "Ya no será una rotonda", añade. Para los que acuden a trabajar a Santa Clara como la comercial Ana Isabel Sierra, los accesos han mejorado.

Ayer ya empezaron a retirarse las vallas y durante los próximos días está previsto que se proceda al proceso de envejecimiento de la nueva piedra para poder darle una tonalidad amarillenta.