Hace unos días leí un artículo del Secretario de Comunicación del Partido Popular. Se refería a las lamentables condiciones en las que está, según él, la comarca de la Jara. No deben ser tan lamentables pues el señor Pérez-Toril le dedica la sexta parte del escrito. El resto son insultos, descalificaciones, supuestos, cábalas y elucubraciones, ya personales, ya de partido.

La política hace tiempo que se mueve por caminos desproporcionados, regidos más por las vísceras que por la razón. Insultar, mentir, calumniar, resultan gratis. ¿Pero resultan rentables electoralmente?. Los partidos, en este caso el PP, piensan que sí. Se equivocan. Cuando alguien lee, si es que lo lee alguien, un artículo como el comentado ¿qué piensa?. Los suyos, que los socialistas son unos sinvergüenzas; los otros, que los populares sólo saben insultar. ¿Convence a alguien que no estuviera convencido de antemano? No, crea crispación.

Cuando un lector se encuentra con un artículo de un secretario de comunicación de un partido espera leer las propuestas del partido. Lo que ese partido desea para él y para todos. Los insultos y descalificaciones son tomados como defecaciones del político que sólo sirven para demostrar que no tiene ideas.