Las compañías cacereñas dedicadas al transporte de viajeros por carretera llevan una década aciaga. El fuerte descenso de las rutas escolares contratadas por los colegios concertados (este año tan sólo dos mantienen este servicio) ha golpeado duramente al sector, ya que el traslado de alumnos se había convertido en una de sus principales actividades. A ello se suma la caída del número de soldados del Cimov, que han pasado de miles a cientos (incluso a menos en los últimos tiempos), y también la falta de movimiento industrial. Cáceres tampoco genera una profusa actividad vacacional, ya que no son excesivos los particulares o colectivos que realizan u organizan viajes por España o el extranjero. En definitiva, el sector ha perdido un 80% de su actividad en los últimos diez años, lo que ha provocado el cierre de empresas con amplias flotas.

Así lo confirman profesionales del sector consultados por este diario: "Hace diez años todas las empresas vivíamos del transporte escolar, pero el cierre de las rutas de los colegios concertados nos hizo mucho daño", explican. "Ahora seguimos realizando traslados de alumnos hasta los centros públicos de Cáceres, hasta los institutos", agregan. Se trata de rutas subvencionadas por la Junta de Extremadura "y actualmente es casi lo único que nos queda junto con los viajes del Imserso, porque no hay mucho más", lamentan.

Como consecuencia, grandes compañías de larga trayectoria en el sector cacereño han desaparecido en los últimos años, entre ellas Halcón, Viajes Suroeste, Pizarro o Costa Atlántica, algunas con una flota de más de una docena de autobuses y amplias plantillas. "Las empresas que quedamos, entre doce y quince, tenemos menos tarta para repartir. Esto no es un negocio, simplemente nos vamos manteniendo", reconocen los profesionales. Si la Junta de Extremadura eliminara el transporte subvencionado de escolares, el 95% de los autocares de esta ciudad acabarían desapareciendo", indican.

VARIAS CAUSAS La situación comenzó a gestarse a principios de la década, cuando las nuevas exigencias de los autobuses escolares obligaron a encarecer la tarifa por alumno, que casi se duplicó. Primero se prohibió que fuesen tres niños en dos asientos, y los autocares pasaron de llevar 80 a 55 pasajeros. También fue necesario incorporar un cuidador y otros requisitos. Esta dinámica entró en un círculo vicioso: cuantos menos escolares había, más subía la tarifa de cada uno, y cuanto más se elevaba la tarifa, menos niños contrataban el servicio. A ello se unió el fuerte alza de los carburantes.

También incidió, y mucho, la implantación de la jornada continuada en los colegios y la generalización de los comedores y las aulas matinales (desayuno incluido). "Los padres ya no tienen que hacer cuatro viajes, sino dos, y pueden amoldarse mejor a los horarios para ahorrarse el autocar", relatan los empresarios. Además, influyó la caída de la natalidad y la competencia del autobús urbano, con sus precios subvencionados (el déficit siempre lo sufraga el ayuntamiento).

En definitiva, hacia 2005 cada niño tenía que pagar entre 60 y 70 euros mensuales por el transporte escolar, y ese año sólo mil escolares contrataron el servicio, la mitad que en ejercicios anteriores. Poco a poco, las asociaciones de padres de los colegios concertados fueron eliminando casi todas las rutas: Diocesano, Licenciados Reunidos, María Auxiliadora, Giner de los Ríos... Algunos habían llegado a tener hasta seis autobuses. Ahora sólo disponen de transporte los colegios San Antonio y San Jorge, cuyos alumnos pagan una tarifa de 80 euros o más cada mes.

SIN ALTERNATIVAS El problema es que a día de hoy no existen otras demandas que cubran este vacío. "No hay fábricas que necesiten transporte diario. Waechtersbach disponía de un pequeño servicio, pero cerró hace ya unos años. El Cimov era la gran industria de la ciudad y cada día genera menos movimiento. Tampoco hay aeropuerto y los cacereños en realidad no son muy dados a organizar viajes en autobús", señalan los empresarios, que siguen luchando por mantenerse en la carretera a la espera de tiempos mejores.