En muchas calles de Cáceres hay unos espigados monolitos que aunque están puestos por el ayuntamiento tienen una misión. En sus perfiles exhibe unas a modo de ventanitas que se iluminan con colorines y monigotes alternativamente. Por lo que dicen las instrucciones de uso sirven para regular la circulación de peatones y vehículos. Así por ejemplo, el color rojo indica que no pueden pasar vehículos, excepto motos y bicicletas por lo que se ve.

El color ámbar avisa de que en unas decimas de segundo se encenderá el verde que da paso al resto de los vehículos menos a unos cuantos que ya han comenzado a moverse. El verde también suele servir para que se organice una orquesta de bocinazos para avisar al conductor despistado o excesivamente prudente de que ya es hora de que salga corriendo. En la parte que se ve desde la acera aparecen unos monigotes. Bueno, desde hace unos años con motivo de la igualdad de género también hay monigotas. Esto de las monigotas me plantea un problema pues aún existen algunos que solamente tienen monigotes y no sé si, llevando al límite las instrucciones de la igualdad de género, quiere decir que solo pueden pasar peatones y las peatonas deben buscar uno a su medida. Si están verdes quiere decir que las personas pueden cruzar con mucho cuidado pues no es raro que alguna moto o auto le amenacen con un atropello.

Cuando la monigota y el monigote están rojos significa que no pueden pasar los peatones pero eso es falso. Una cosa es que no se pueda pasar y otra que no se deba y aquí la mayoría de la gente no debe pero pasa. Puesto que pasar en esas condiciones supone un serio riesgo para la salud me pregunto si eso se debe a la prisa que llevan los peatones cacereños. Ahora bien, en una ciudad tan pequeña y de poca población ¿es posible que tanta gente tenga tanta prisa? ¿No será que falta educación ciudadana? A mí me parece que estos llamados semáforos tienen un gravísimo defecto pues en una ciudad como Cáceres resulta inadmisible que no indiquen el camino hacia la Virgen de la Montaña.