El modelo de ocio que se nos intentó imponer durante una década fue el que interesaba a los políticos para construir la sociedad perfecta para ellos: apática y aborregada... Ha pasado el tiempo y los políticos que ondeaban la bandera de que Cáceres era la ciudad de la movida, años más tarde se sacan de la manga la ley antibotellón. Ridícula: es la palabra para definir la ley. Cómo se nota que los que hacen las leyes no salen de trabajar el sábado a las diez y tienen sus chalecitos con bodeguita. Los vecinos tienen derecho a descansar, los jóvenes a divertirnos. Solución: sentido común. Insonoricemos los bares, permitamos que cierren todos a la misma hora para evitar colas (eso sí causa ruido) y si hay que abrir en el extrarradio, que se estudie. Abramos el debate, pero de verdad. Creemos alternativas, pero verdaderas.

*Miembro de AJEX.