Hace unos días compareció en la Comisión de Desarrollo Local del Ayuntamiento De Cáceres y a petición del Grupo Municipal PP-EU, el director técnico de la Confederación Hidrográfica del Tajo. Este organismo se encarga entre otros asuntos del tema de las obras para el abastecimiento de agua a Cáceres desde el pantano de Portaje. Sí, de esa magnífica obra de ingeniería que consiste en traer agua por unas tuberías que tienen una longitud de 70 Kilómetros. Y es así como leen y entienden, 70 Kilómetros de nada, para llenar nuestro pantano del Guadiloba, y que de esta forma los cacereños dejemos de beber un agua que es a día de hoy, "colora, huele mal y sabe peor". Al propio tiempo, se pretende dar agua a trece pueblos más en un total de 30.000 habitantes, más o menos. ¡A alguien se le ha ido la pinza, fijo!

Este hombre, que vino a dar la cara por "su jefe", el presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo, a quién tengo el inmenso placer de no conocer, después de darnos una serie de datos y de hablarnos de la maravilla de obra que se está haciendo, terminó explicándonos a los allí presentes que la obra se tendría que haber terminado en marzo de 2009, pero que como toda obra de estas características está sometida a "incertidumbres", las mismas que han provocado que se haya retrasado, dándole un nuevo plazo de 24 meses más, es decir, hasta marzo de 2011 no se terminará.

Lo más llamativo de todo esto es que una obra que tendría que haber finalizado en marzo de este año tiene colocados hasta la fecha 8 kilómetros y 600 metros del total de 70 kilómetros de los que consta el trasvase, y mientras tanto los cacereños nos pasamos todo el día mirando al cielo y rezando para que llueva. Desde luego, esta sí que va a parecer "la obra de El Escorial", ya que se inició en diciembre de 2007 y terminará, ya veremos, en marzo de 2011.

Sin ningún género de dudas, estamos ante los 70 kilómetros más largos del mundo, pero no solamente por la distancia para traernos el agua que tanto necesitamos los cacereños, sino por tratarse de una obra carente de sentido común, que va a suponer un incremento en el recibo del agua y que, una vez termine con el trasvase a esos otros trece pueblos, habrá costado más de 90 millones de euros.

Pero ahí no terminan los problemas, ya que resulta que el agua no se trae de Portaje, que va, sino que la tubería se enganchará desde el sistema de riego de los regantes del pantano Gabriel y Galán y arrancará desde la margen izquierda del río Alagón, es decir, que primero tienen que regar los regantes y después, si hay agua suficiente, nos la traerán a nosotros. Claro, el pantano Gabriel y Galán es muy grande, tiene una capacidad de 900 Hectómetros cúbicos, pero actualmente se encuentra un poco por encima de los 100, y en alguna ocasión, en épocas de sequía, ha llegado a tener 35 hectómetros cúbicos. Y cuando eso ocurra ¿Qué pasará con los cacereños? ¿Para qué se habrán instalado 70 Km. de tubería si no podrán ser utilizadas.

Toda esta barbaridad es la consecuencia de la retirada por parte de ZP del Plan Hidrológico Nacional, que hizo que desapareciera el proyecto de construcción de un nuevo pantano para Cáceres, obra más sencilla y de mayor sensatez. Fue entonces cuando surgió esta idea magna, este colosal proyecto, el sumun de los proyectos en Extremadura, el de los 70 kilómetros más largos, caros e inservibles del mundo.

Y es que como dijo en cierta ocasión el literato H. Greele, "el sentido común es el menos común de los sentidos" y que razón tenía, a las pruebas me remito.