Sonia Silva tiene 29 años y nació en Barcarrota (Badajoz). Es fisioterapeuta. Estudió su carrera en la escuela de Fisioterapia de la ONCE, el único centro de nivel universitario que tiene la organización. "Allí no hay problemas de ningún tipo -dice Sonia- porque todo está adaptado a las personas que no ven o que tienen problemas como el mío". Sonia ve pero mal. Tiene un déficit visual de en torno al 80%.

Sonia trabaja todos los días, de lunes a viernes, en el centro que la Federación de Asociaciones de Discapacitados Físicos, Cocemfe, tiene en Cáceres. Allí lleva a cabo las tareas propias de su profesión "sin ningún problema especial", dice. Se ocupa de la rehabilitación de personas accidentadas o con problemas de movilidad y también del tratamiento ambulatorio de personas con algún problema que requiera los servicios de un fisioterapeuta. La única particularidad es que sus pacientes son todos disminuidos físicos. Por eso pueden acudir a las instalaciones de Cocemfe.

En cuanto al desarrollo de la vida cotidiana, las limitaciones con las que se encuentra no son excesivas para las que tienen que afrontar otras personas. No puede conducir y suele desplazarse por Cáceres caminando. "Si es necesario cojo el autobús. Y si no veo el número se lo pregunto a alguien", comenta. No puede leer letreros que estén a una cierta distancia o que tengan las letras pequeñas. Y también hay algunos porteros automáticos que le dan algún problema, "pero más porque soy bajita que por el problema de visión".