Ha pasado casi la mitad de su vida en la Guardia Civil, concretamente 15 años, pero el cabo primero Miguel Angel Ribela Alcalá, de 36 años, asegura que de volver a nacer "no ingresaría en el Cuerpo, no volvería a ser guardia civil".

Con todo rotundidad Ribela hacía esta afirmación para EL PERIODICO ayer en Cáceres, tras ser juzgado por un delito de insulto a un superior del que resultó absuelto. El veredicto le hizo tranquilizarse, y más sereno manifestó sentirse "bastante bien, creo que se ha hecho justicia. Nunca me habían tratado bien en la Guardia Civil, pero hoy el tribunal que me ha juzgado ha demostrado tener mucha dignidad, y estoy agradecido".

En su opinión, los hechos por los ha sido juzgado, responder a un superior cuando le iba a notificar la comisión de una falta leve, "no es como para que alguien vaya a prisión".

Y es que este cabo de la Guardia Civil se enfrentaba a una pena de 6 meses de prisión --condena que pedía en principio el fiscal militar, que ayer en el juicio cambió por la petición de absolución al considerar de aplicación la eximente completa de alteración psíquica--, y de haber sido condenado habría tenido que ingresar en Alcalá Meco.

Las consecuencias

Este riesgo ya no existe. Se le ha absuelto y él se siente agradecido a su abogado, Vicente Vega Martín, y a todos los que le han apoyado. Atrás quedan casi dos años en los que Miguel Angel asegura "lo he pasado bastante mal", y unos hechos que él considera "han hecho que mi estado psicológico se agravara".

Tras el incidente, ocurrido el 14 de junio del 2004, este cabo primero abandonó su puesto en el acuartelamiento de Alcántara; y desde entonces se encuentra de baja psicológica. El pasado 1 de febrero el Tribunal Médico Militar le declaró no apto para el servicio "y estoy a la espera del expediente de inutilidad permanente que hará que no vuelva al Cuerpo, pero es que aunque no se me hubiese dado esta baja definitiva, tampoco volvería a ser guardia civil".

Ribela lo tiene claro. Está convencido de que a su estado psíquico, o al menos a agravarlo, le ha llevado la disciplina del Cuerpo de la Guardia Civil, que considera "demasiado dura".

El juicio que ayer se celebró en un salón de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres habilitado para tal fin, es el primer juicio militar que se celebra en esta ciudad. A tal efecto se desplazó desde Madrid un tribunal integrado por altos mandos del Ministerio de Defensa y de la Guardia Civil.

Declararon en la vista el acusado, el sargento al que supuestamente ofendió con la frase "usted tiene familia, yo no" y la expresión "capullo", tres guardias civiles del puesto de Alcántara y un psiquiatra, cuya exposición sobre la enfermedad mental padecida por el acusado fue determinante para que el fiscal togado, un comandante del Ejército, solicitara la libre absolución del acusado.

El letrado defensor, Vicente Vega, a pesar de reconocer "el gesto de valentía del fiscal", consideró que la absolución "debe venir motivada porque los hechos no son constitutivos de delito", algo que el fiscal sí estima se da en este caso.

La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), por su parte, manifestó a este diario su total "oposición a la existencia de juicios militares contra guardias civiles por funciones meramente policiales, tales como la enjuiciada en este caso", mostrándose, al mismo tiempo, "muy satisfechos" y confiados en que "no se vuelvan a celebrar juicios militares contra guardias civiles en el futuro".