Nuestro barrio está precedido de urbanizaciones con gas canalizado de otra compañía. Se nos hace culpables del aislamiento condenándonos a la ausencia del servicio en igualdad de condiciones. Algunos vecinos que apostaron por el gas, además del potencial peligro, soportan elevados gastos por tener depósitos que han de desenterrar. Otros sufren la incomodidad de pedir botellas de propano semanal o quincenalmente o la incertidumbre ante un cambio de fuente de energía para renovar sus instalaciones. Pero, sobre todo, la sensación de impotencia, injusticia y discriminación. El progreso a todo gas no llega a El Arco.

*Vecino del residencial El Arco.