La madrugada del 6 de octubre del 2002 marcó el inicio de una nueva forma de entender la movida cacereña. La aplicación del horario de cierre de los bares, establecido por la Junta de Extremadura, provocó la mayor revuelta juvenil de la última década que se recuerda en las calles de Cáceres. Miles de personas protestaron, 11 jóvenes fueron detenidos y tres policías resultaron heridos.

Ya en 1991 la guerra de los horarios causó en La Madrila gravísimos incidentes estudiantiles. Sin embargo, en esta ocasión, la aplicación más estricta de la normativa y la posterior publicación de la Ley de Convivencia y Ocio de la Junta de Extremadura ha tenido consecuencias más importantes para el sector de la hostelería, al reabrir el debate social sobre la conveniencia o no de trasladar el ocio nocturno al recinto hípico.

LAS INVERSIONES

Tradicionalmente, Cáceres ha concentrado la movida nocturna en tres grandes núcleos, todos ellos situados en el casco urbano: la plaza Mayor, La Madrila y la calle Pizarro. Cientos de locales realizaron durante años su actividad bajo una constatada arbitrariedad horaria que ahora se ha atajado de raíz. Eso y la eliminación del botellón en el centro han obligado a reconsiderar definitivamente la forma de entender el ocio nocturno en la ciudad.

La solución dada por el ayuntamiento es la construcción de un gran centro de ocio que aglutine la movida en el ferial. Sin embargo, se presume que la aplicación de este proyecto no será nada fácil. No parece que todos los hosteleros estén dispuestos a trasladarse a la carretera de Mérida para ejercer allí su actividad. Apelan a la realización de importantes inversiones y reformas que han efectuado en sus locales a lo largo de los últimos años. La petición de un nuevo cambio de licencia a café concierto es una clara prueba de su negativa a un traslado.

Al menos tres centros de ocio se proyectan en la ciudad (dos en el ferial y otro fuera del recinto). Mientras tanto, el hípico concentra cada fin de semana a cientos de jóvenes en la pista de verano, ante la queja de muchos hosteleros que exigen igualdad.