Cuando muchos de los mensajes que transmite la música son de paz y, sobre todo, amor, en estos últimos meses se respira entre los locales que programan conciertos todo lo contrario. Denuncias cruzadas que al final solo demuestran que hay un gran problema y que hay que tratarlo a fondo, cuanto antes y entre las partes implicadas. Las autoridades tienen que dar un paso adelante y fijar fecha para una reunión ya y los hosteleros deberían aparcar diferencias por el bien común. De todos deben surgir soluciones viables que arreglen esta situación que afecta una vida cultural que ya de por sí era un tanto escasa, arriesgada y pocas veces satisfactoria económicamente, pero que hace que una ciudad respire diferente. Hay mucha gente que echa de menos el ´botellón´ en la plaza o las fiestas en los bares de hace diez años. Echo de menos todo lo bueno que esta acumulación de gente en una zona mágica como el casco antiguo conllevaba y que era soportada sobre todo por la iniciativa privada, es decir, bares o pubs. Fotografía, pintura y, sobre todo, conciertos mostraban en Cáceres a artistas que abrían un mundo enorme de sonidos e imágenes y pintaban de color lo que de otra forma es una vida gris.

*Presidente de la Asociación Musical de Extremadura (Amex).