Cáceres no es una ciudad seria. ¿Acaso es seria una ciudad que deja sin su acta de concejal a Antonio Población? En cualquier ciudad seria se anuncia una cosa y sucede y además en su tiempo.

Aquí, no. Aquí está anunciado incluso en los libros de texto que el verano comienza el próximo 21 de junio, pero comienza cualquier día del mes de mayo.

Natural-mente eso lo sabemos todos los cacereños, pero ¿qué sucede con la gente que viene de fuera?

Pues pasa lo que ha pasado hace unos días en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Que los coge desprevenidos y no tienen preparado el aire acondicionado, pues si fueran cacereños tendrían preparada la instalación desde el 10 de marzo, por si las moscas.

Pero los gestores de ese hospital de Cáceres son forasteros. El apellido Tovar me suena como procedente de un pueblo escandinavo llamado Casar de Laponia y allí el aire acondicionado es tan poco popular como aquí lo es la seriedad y la previsión.

Si estando bien de salud y en casita hay algunos que se sientes asfixiados, ya me contarán cómo estará uno si padece una enfermedad, le sube la fiebre, está en una pequeña habitación repleta de visitantes y encamado.

Es, desde luego, un peligro, pues nunca se sabrá si las subidas de fiebre se deben al calor o a la enfermedad.

Claro que a la hora de dar a conocer las estadísticas el San Pedro de Alcántara sale muy favorecido.

La gente no muere de cáncer, de infartos o de obstrucciones intestinales. La gente muere de deshidratación como en Angola.

Para evitarlo, los familiares de los enfermos han visto aumentadas sus obligaciones.

Ya no es solamente preciso llevarse un bocata, unas revistas, un saco de dormir y unas toneladas de paciencia.

Ahora es necesario llevarse un ventilador.

Y varios litros de agua.

Pues menos mal que se han gastado más de dos mil quinientos millones de pesetas y llevan siete años arreglando el hospital.