Hace dos años la vida de Isabel González (50 años) se truncó. Le diagnosticaron ataxia, una enfermedad que genera daño progresivo al sistema nervioso, ocasionando síntomas que oscilan entre la debilidad muscular y problemas de dicción. Hasta entonces era una persona normal, pero ahora tiene dificultad para hablar y para caminar.

Cuando sus piernas le respondían nunca se le ocurrió hacer el Camino de Santiago, sin embargo ahora lo recorre junto al colectivo Discamino, que el domingo pasó por la capital cacereña. Junto a ella cumplen su sueño de llegar a la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela Ana Soage, Antonio Luque, José Varela y Maxi Masip, todos sufren parálisis cerebral.

La iniciativa nació de Gerardo Fernández, don Gerardo, como le conocen en esta asociación. Es sordo y ciego, pero hace unos años cumplió su sueño de hacer el Camino en bicicleta. Cuando llegó a Santiago prometió que buscaría a "más gente con problemas" para que pudieran vivir esta aventura. Y así lo hizo. Llevan ya cuatro años.

El Camino se realiza en bicicletas adaptadas. Según explica uno de los miembros de Discamino, Javier Pitilla, las personas con discapacidad van acompañadas de once monitores, entre ellos los que les ayudan a pedalear y los conductores de tres furgonetas de apoyo.

El colectivo entrena a los discapacitados todo el año para que puedan hacer el recorrido sin problema. "El Camino de Santiago es una aventura para cualquier persona, pero más para ellos, que dependen de otras personas durante las 24 horas. Gerardo, por ejemplo, pasa cada día en la oscuridad y en silencio, pero aquí está todo el día rodeado de personas, eso le llena de vida", dice Javier Pitilla, que en su día a día ejerce de policía pero ha encontrado en Discamino "sentido a su vida". Cualquier persona puede unirse al colectivo a través de su página de Facebook. Salieron el día 3 de Sevilla y ayer pasaron por la capital cacereña. Esperan llegar a Santiago el día 19.