La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de cinco meses de prisión impuesta a un teniente de Infantería de Marina por trato degradante a una mujer aspirante a soldado profesional, a la que obligó a desnudarse durante unas maniobras que realizaba la Guardia Real en la localidad cacereña de Piornal.

Los hechos ocurrieron el 11 de mayo del año 2000. Según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, el teniente de infantería Iván Moriano Moreno se encontraba realizando como instructor la fase de adiestramiento de la unidad. Tras finalizar la tarea, se celebró, con diversas autoridades de la zona, una cena de confraternización en cuyo curso el teniente consumió numerosas bebidas alcohólicas.

Hacia las cuatro de la madrugada, el oficial, junto con otros mandos de la unidad, regresó hacia la zona de vivac, donde participó en un ejercicio programado de alarma. Hacia las cinco, se dirigió a un aspirante a tropa profesional al que le preguntó quiénes eran los siguientes imaginarias y éste respondió que eran dos: un hombre y una mujer.

Después de ordenar que acudieran en su presencia los siguientes aspirantes, el teniente mandó al aspirante que era varón que se fuera a la cama, pero a la mujer, Dolores Q. P., le pidió que le acompañase.

Juntos, comenzaron a caminar hacia el fondo del campamento a lo largo de un muro, que, en determinado punto, ambos saltaron. Ya en el otro lado, el teniente le dijo que le iba a hacer una prueba de frío y que si se encontraba preparada.

COMPLETAMENTE DESNUDA

Entonces le ordenó que se quitara las prendas del uniforme, empezando por la guerrera y las botas. Cuando le tocó el turno de quitarse los pantalones, la soldado empezó a protestar. El teniente dijo que se trataba de una prueba necesaria para obtener la boina y que era una orden.

Una vez que la aspirante quedó completamente desnuda, el teniente le indicó que pensara en modos de entrar o conservar el calor, insinuándole en cierto momento que, si quería, se sirviera de él.

Finalmente, y transcurrido un buen periodo de tiempo, el oficial ordenó a la soldado que se vistiese y retornara nuevamente al vivac. Durante el transcurso de estos hechos, el teniente dio muestras evidentes de notable embriaguez, mostrando los ojos rojos, fuerte olor a alcohol, problemas en el habla y en el equilibrio. Incluso necesitó algunas veces apoyarse en el muro o en una piedra. El martes siguiente, la soldado puso los hechos en conocimiento del capitán y el teniente pidió disculpas.

El Tribunal Supremo, en los fundamentos de derecho de la sentencia, entiende que concurren todos los requisitos para calificar los hechos como degradantes y humillantes y estima que la primera sentencia dictada por el Tribunal Militar Territorial y recurrida luego al Supremo "peca de una cierta lenidad".