La Audiencia Provincial ha suspendido esta mañana un juicio porque al acusado sufrió un infarto antes de que comenzara la vista. Tiene 73 años y está imputado por un delito de agresiones sexuales a su nieta menor de edad en una localidad de la provincia de Cáceres. El ministerio público pide 10 años de cárcel y la defensa su absolución al entender que no está probado que hubiera “ni violencia ni intimidación”.

El acusado, que se encuentra en prisión desde octubre de 2016, llegó a los juzgados acompañado por dos agentes de la policía nacional y accedió a la sala de jurado donde tenía previsto celebrarse la vista. Minutos más tarde, los policías la acompañaron a la sala de forense, que le diagnosticó un principio de infarto. Fue trasladado al hospital San Pedro de Alcántara, donde permanecerá ingresado la próxima semana. La vista se ha aplazado hasta el 4 de junio a las 10.30 horas.

Los hechos enjuiciados se remontan a periodos vacacionales entre 2008 y 2013, aunque la defensa considera "imposible" ese inicio, que sitúa a la edad de entre 6 y 8 años de la menor.

Esta mañana se iban a presentar distintos testimonios, como una declaración grabada de la víctima, que está bajo la tutela de la Diputación foral de Guipúzcoa, donde fue acogida en un centro de menores en 2014.

Por su parte, el abogado del acusado defiende su absolución por agresión sexual por la falta de violencia e intimidación en los hechos y la "nula credibilidad" de la víctima puesto que su testimonio "puede estar mediatizado por otras personas del entorno que se llevan mal con el abuelo", ha expresado el abogado de la defensa.

Para el letrado, la pena para su defendido no puede ser superior a cinco años por abuso sexual, en el caso de que se acrediten los tocamientos.