Los trucos y juegos de Mad Martin provocaron ayer las sonrisas del centenar centenar de personas --entre enfermos, familiares, médicos y enfermeras-- que integraban el auditorio reunido en el vestíbulo del Hospital San Pedro de Alcántara, que recibió la visita del Festival Internacional Intermagia que ayer se inició en Cáceres.

Fueron solo 35 minutos, pero 35 minutos mágicos, y también "media hora menos de las interminables horas en el hospital", como señalaba tras la actuación Verónica Barroso, madre de Juan Manuel, un niño de poco más de un año hospitalizado allí. Mientras ella hablaba, el pequeño permanecía con los ojos clavados en las manos del mago argentino, que hizo desaparecer un pañuelo rojo ante sus ojos, en un truco improvisado tras finalizar la actuación.

También fue una actuación especial para el artista, que explicaba que "lo más gratificante era poder dar a los niños, pero también a los padres, un segundo de ilusión en unas circunstancias difíciles".

Así es la magia. En los primeros trucos costaba arrancar los aplausos en medio de goteros, mascarillas y pijamas, que acabaron por desaparecer minutos después. Las pelotas, las cartas y los gestos malabares habían ganado la batalla y acabaron por llenar de alboroto el vestíbulo.

Al final, tras las sonrisas de los asistentes había distintas lecturas: en la de los pequeños, una tarde divertida, para los familiares un momento de relax y para los facultativos una jornada de "ilusión".