Compañías telefónicas que se niegan a dar de baja a un cliente, problemas con el fin de la tarifa eléctrica nocturna, coches nuevos con graves averías... Medio millar de cacereños han tenido que recurrir a la Asociación de Consumidores y Usuarios de Extremadura (Acuex), con sede en la ciudad, durante el primer semestre del 2008. En concreto, esta oficina ha atendido 475 casos relacionados con sectores y servicios muy distintos (bancos, inmobiliarias, chapuzas en el hogar...), pero la telefonía sigue en cabeza debido al incumplimiento de los contratos o a los recibos inesperados. Le siguen las denuncias derivadas del suministro eléctrico y de la reparación de vehículos, que desbancan a las quejas por las compras y las nuevas viviendas, en puestos muy destacados durante años.

En suma, los problemas con el teléfono, la luz y los coches suponen más de la mitad del total de las reclamaciones. "Los temas de telefonía se siguen llevando la palma (representan más de un 20%), especialmente por la dificultad de darse de baja de una compañía para cambiarse a otra que conviene más, o porque la operadora no ofrece las prestaciones comprometidas. Por ejemplo, en casi ningún lugar del país se superan los tres megas y se paga por el triple", explica Rosa González, especialista de Acuex. También se denuncian altas fraudulentas sin permiso de la propia persona, es decir, un ciudadano es incluido de repente en una nueva compañía tras limitarse a contestar "sí" a una simple pregunta de una encuesta.

Todos estos problemas se agravan cuando los consumidores siguen recibiendo las facturas de las operadoras a las que no desean pertenecer. "Si no pagan, llegan a incluirles en listas de morosos de las que no resulta fácil salir, con los consiguientes problemas para pedir un crédito", subraya el presidente de Acuex, Juan Bazaga. A veces ni siquiera basta con abonar dichos recibos a las compañías, porque éstas venden el paquete de la deuda a bufetes de abogados que ejercen más presión.

Por otra parte, la desaparición de la tarifa nocturna ha elevado las quejas relativas al suministro eléctrico al segundo lugar de este ranking. "El cambio le ha salido caro al consumidor puesto que ha tenido que asumir los costes de adaptación, entre 200 y 400 euros, además de pagar un contrato nuevo para modificar la potencia, si bien este último aspecto se va resolviendo", señalan desde la asociación Acuex.

GRAVES AVERIAS El "fuerte e inexplicable" aumento de las reclamaciones contra los concesionarios y talleres mecánicos eleva dichas quejas al tercer lugar. "Hablamos de coches nuevos de entre 13.000 y 18.000 euros, de distintas marcas, que han dado serios problemas y que se han llegado a parar en plena autovía. También de vehículos ya rodados que no salen como debieran del taller", señala Juan Bazaga.

El cuarto lugar también lo ocupan otras reparaciones, esta vez en el hogar: electrodomésticos y reformas. Muchas denuncias tienen que ver con el incumplimiento de las garantías. "Por ejemplo, un establecimiento pide a los usuarios 1.500 euros para enviar a Francia sus nuevos televisores de plasma averiados, alegando que solo allí pueden arreglarse y que el transporte no está cubierto. O los diversos casos de frigoríficos que han perdido el gas nada más cumplirse la garantía, y tienen difícil arreglo", relata Rosa González.

También se suceden las quejas por pequeñas obras en el hogar sin presupuestos ni contratos, que acaban generando más de un quebradero de cabeza.

A continuación se sitúan los problemas con los bancos y las cajas, sobre todo cuando el cliente rescata un plazo fijo o una pensión de jubilación y se topa con que la cantidad es inferior a la esperada. Además, este año se han registrado varias quejas contra el ayuntamiento, ya que ha reclamado el pago de algunos recibos correspondientes a ejercicios anteriores, al parecer por un fallo en el trámite de recaudación.

Aunque descienden, también ocupan un lugar destacado las reclamaciones inmobiliarias, "generalmente porque la agencia tarda tiempo en devolver la señal que ha dado un ciudadano, cuando finalmente decide no comprar un piso. A veces la retiene hasta que surge otro comprador", indica la experta.