Decía que el día de su funeral una banda de música le tendría que tocar Paquito el chocolatero , esa mítica canción que siempre ponen al final de las verbenas de los pueblos o en las bodas, y que sirve para celebrar a lo grande el fin de fiesta. Ayer no sonó Paquito el chocolatero en la iglesia de Fátima, pero casi, porque Teodoro Casado, maestro, político, hombre vinculado al mundo del deporte --fue presidente de la Fundación Cáceres CB--, recibió el cariño de cientos de personas que acudieron a despedirlo el día de su funeral. Teodoro, que en 1999 fue trasplantado de corazón, murió el martes a los 73 años tras una vida dedicada en cuerpo y alma a Cáceres.

Nació cuatro días antes de que estallara la guerra civil, el 14 de julio de 1936, y fue en Navalmoral de la Mata porque su padre era ferroviario. Aunque lo cierto es que el exconcejal se crió en Cáceres, la ciudad en la que vivió toda la vida. Fue jugador de baloncesto en primera nacional y presidente de la federación cacereña durante 22 años. También recibió la Medalla al Mérito Deportivo y el Emblema de Oro de la federación española.

Durante 36 años fue profesor en las Damas Apostólicas (daba clases de Matemáticas, Ciencias y Deporte) y su incorporación en política se produjo en los años 80 cuando entró como concejal por Alianza Popular de la mano de su gran amigo y compañero, José María Saponi, exalcalde de la ciudad, que ayer, emocionado y visiblemente afectado, acudió al sepelio de Casado. "Nos queremos como si fuéramos hermanos", decía siempre el exconcejal al referirse a Saponi.

Desde que en 1995 el Partido Popular ganó las elecciones en la ciudad, Teodoro Casado ocupó diferentes responsabilidades, fue concejal de Personal y Régimen Interior, de Patrimonio y Contratación, de Festejos y Seguridad Ciudadana. En 2003 se retiró tras 20 años dedicado a la vida municipal.

Imposible olvidar el trabajo que Teodoro Casado realizó en el ayuntamiento. Con destreza arregló el conflicto con los hosteleros cuando en 2002, tras los disturbios de La Madrila, los bares de Cáceres solicitaron ampliación de horarios y nuevas licencias. Pasará a los anales aquella memorable frase que pronunció al final de una rueda de prensa de presentación del Carnaval: "El de Cáceres es un Carnaval de Miranda, porque todos miran y nadie se disfraza". Sus palabras, lógicamente, levantaron la risotada general.

Pero lo que más le gustaba en el mundo a Teodoro Casado era el baloncesto, al que dedicó muchas horas, como jugador, como entrenador... En sus conversaciones siempre recordaba que en Cáceres jugó por primera vez Pau Gasol con el Barcelona en un partido donde, por cierto, ganamos los cacereños. Pero el día que, sin duda, Teodoro vivió con mayor intensidad fue el 10 de mayo de 1992, cuando Cáceres entera se subió a la Fuente Luminosa para celebrar que Jordi Freixanet nos había puesto en la ACB.

Con Esperanza

A Teodoro Casado le gustaban las judías con chorizo, el vino de pitarra de Perales del Puerto y, aunque era galante, siempre confesaba: "No hay mujer que me guste más que la mía", Esperanza, por supuesto, con la que compartió 48 años de matrimonio y cinco de noviazgo. "Teodoro da la vida por todos, pasó por el mundo haciendo el bien, demos gracias a Dios", aseguró ayer su esposa con gran entereza al público congregado en la parroquia durante el funeral.

Los halagos sinceros a la personalidad y trayectoria de Teodoro Casado se repitieron en Fátima. La misa funeral fue presidida por el sacerdote cacereño José Luis Caldera, y concelebrada por Arturo Muñoz, de la Casa de la Misericordia de Alcúescar, y Miguel Angel González, párroco de Santa Lucía. Caldera, durante su homilía, destacó precisamente al exconcejal como una persona extrovertida y cariñosa, "que llevó su enfermedad --dijo-- con una dignidad impresionante".

José Luis Caldera visitaba a menudo a Casado: "Ibas a darle consuelo pero quien salía consolado eras tú por la ilusión que él le tenía a la vida, por el cariño a Esperanza y a los suyos. Vivió la vida --añadió el párroco-- con cariño, con generosidad, siempre amando, ayudando, buscando el cariño y la justicia en la enseñanza y con mucha ilusión para llevar todo lo que tenía a Cáceres desde la política".

A la misa funeral acudieron numerosas personas relacionadas con el mundo de la política, la cultura y la sociedad cacereñas. Entre ellas, la alcaldesa, Carmen Heras, y la concejala de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, (el ayuntamiento envió una nota mostrando sus condolencias y destacando la aportación de Teodoro Casado a la ciudad).

También acudió el presidente del Partido Popular provincial, Laureano León, la portavoz popular, Elena Nevado, la diputada Teresa Bravo, Alfredo Durán (exresponsable de Festejos del consistorio y gran amigo de Teodoro), el humorista Franquete, el escritor Vaz-Romero, el profesor Teófilo González Porras, el promotor de Extremúsika, Angel Romero, la presidenta de Fecons, Pilar Acosta, y tantos y tantos otros.

Todos destacaron la bondad de Teodoro Casado, pero especialmente su sentido del humor. Así lo demostró en la última entrevista que concedió en vida a este periódico en 2008 cuando al pedirle que contara un chiste del pueblo de su mujer recordó éste: "Un matrimonio que vivía aquí y le dice la mujer: Pepe, llévame a la feria a montar en la noria gigante. Y le dice el marido: ¡Estás loca!, vamos a casa de tu madre, que nos marea lo mismo y nos sale más barato" . Teodoro Casado, sin duda, todo corazón.