Los testigos confirman que el matrimonio de Arroyo de la Luz mantenía buena relación y que entre ellos no existía problema alguno, al menos que fuera público. Así lo han manifestado a las preguntas del juez titular del Juzgado de Instrucción Número 6, que se encarga del caso al ser el que lleva los de violencia de género, tanto los padres de la fallecida como amigos y conocidos de la pareja (entre ellos el jefe del acusado). Estos últimos han prestado declaración durante esta semana, concretamente ayer y el martes.

La semana pasada contaron su versión de los hechos también los padres del acusado y las hijas del matrimonio, de 8 y 11 años. A estas últimas se les tomó declaración por videoconferencia para proteger su intimidad. Tras lo ocurrido están bajo la tutela de sus abuelos maternos. Cabe recordar que no constaban denuncias previas en la policía por malos tratos.

Los hechos ocurrieron la mañana del pasado 24 de agosto, cuando unos vecinos alertaron a la Guardia Civil alarmados por los gritos. A su llegada a la vivienda, en el número 10 de la calle Escobar en Arroyo de la Luz, los agentes se encontraron a la mujer fallecida (Sofía Tato, 41 años), al acusado herido de arma blanca (Santiago Cámara, 42 años) y a las dos hijas. El acusado fue ingresado en el hospital San Pedro de Alcántara con pronóstico reservado, donde le fue tomada declaración dos días después del suceso. El 30 de agosto fue dado de alta y el juzgado ordenó su ingreso en prisión provisional.

Ella murió de una puñalada en el corazón y él presentaba lesiones de arma blanca, en concreto una puñalada en el pecho y varios cortes en distintas partes del cuerpo. Estas heridas le mantuvieron casi una semana ingresado en un centro hospitalario. Su defensa, que ejerce el abogado cacereño Emilio Cortés, intentará alegar legítima defensa, ya que el acusado sostiene que fue la fallecida la que intentó matarle a él primero mientras dormía y que las heridas se las hizo al intentar zafarse de ella.

EN DEFENSA PROPIA / En su primera declaración en el juzgado señaló que cuando aún estaba dormido su mujer le clavó el cuchillo en el tórax. Después se inició un forcejeo entre ambos que terminó con el arma blanca clavada en el pecho de ella, puñalada que acabó con su vida. Los informes del forense, que aún no están concluidos, confirmarán o desmentirán esta versión.

El caso se tramita desde el principio como violencia de género. La razón no es otra que la ley contra la violencia de género establece que siempre que una mujer es asesinada a manos de su pareja debe considerarse de esta manera. El objetivo es proteger a la víctima y prevenir que pudiera existir una nueva agresión. De hecho, incluso aunque los informes forenses corroboraran que el acusado actuó en defensa propia el caso seguiría instruyéndose como violencia de género.