Volvieron hace 25 años de Alemania como muchos emigrantes para echar raíces cerca de los suyos. Los hermanos Diego y Miguel Pérez Pantrigo, nacidos en Torrequemada hace 60 y 57 años respectivamente, pueden presumir de haberlo conseguido. Trabajaron duro en la construcción y un matadero y con sus ahorros decidieron invertir en un negocio de hostelería en el barrio del Perú.

La semana pasada cumplieron un cuarto de siglo con su bar en el número 17 de la calle Juan XXIII. "Cuando llegamos esta zona era como un pueblo dentro de Cáceres. Sólo había una entrada y una salida por la calle Argentina", recuerda Diego detrás de la barra mientras atiende a los clientes.

En las paredes del establecimiento hay fotografías en las que el tiempo parece haberse detenido. Una de ellas muestra la imagen de los hermanos Pantrigo con menos años, pero con la misma actitud de camaradería con sus clientes. "No sólo tenemos del Perú sino también de otros barrios", explica Diego, para el que su mayor satisfacción ha sido ver crecer a hijos de vecinos que siguen viniendo a tomar algo.

Los Pantrigo celebraron su cumpleaños el pasado viernes con un buen surtido de pinchos y las consumiciones a mitad de precio. La especialidad, las patas de calamares, de las que se encargan María Josefa y Andrea, esposas de Diego y Miguel que, curiosamente, son primas.

De la situación del barrio del Perú, Diego afirma que ha mejorado aunque todavía falta por arreglar las calles más antiguas. Sin embargo, echa de menos que haya más jóvenes y dice que la edad media ha crecido para convertirse "en un barrio de personas mayores". Testigos de la historia, los Pantrigo sueñan con poder pasear jubilados por el barrio cuando las nuevas generaciones hayan tomado el relevo.