Emilio Jaraíz tiene 60 años y una discapacidad del 62%. Su madre, de 90 años, sufre una minusvalía del 50%. Aseguran que el peor momento de sus vidas tuvo lugar el miércoles cuando un muro de la casa en la que viven desde hace 35 años, en la plaza de Italia, se vino abajo por completo. Ellos habían sido evacuados sólo un día antes, pero atrás quedaron sus pertenencias: "Los escombros han caído sobre las máquinas de escribir antiguas, sobre un ordenador con mis artículos de tres décadas, sobre medio millar de discos, 3.000 libros, muebles...", recuerda Emilio. "Sin embargo, lo peor es la pena de mi madre. Quiere volver".

Aunque han sido acogidos por un familiar, Emilio, funcionario de la diputación y colaborador de algunos medios, está buscando casa para rehacer sus vidas. "Aquí viene el problema: no encuentro nada adaptado a nuestras necesidades. Algunos pisos carecen de ascensor, otros tienen escaleras en el portal y en otros no puedo aparcar. Son muchos inconvenientes. Aún no puedo dormir", señala.

Todo comenzó el pasado martes. La vivienda colindante fue derribada y los obreros excavaron un metro por debajo de los cimientos de la casa de Emilio, que comenzó a ver grietas y llamó a la Policía Local. Poco después se personaron los técnicos municipales, que le instaron a abandonar rápidamente la casa e incluso le ayudaron a retirar muebles del muro. La pared se vino abajo 24 horas después.

Pero no todo ha sido negativo. "El propietario del inmueble vecino y promotor de la obra reformará los desperfectos y nos pagará el alojamiento mientras tanto", explica Emilio, que también tiene palabras de gratitud hacia el ayuntamiento (le ofreció un hotel), técnicos y policía.