La primera edición del festival Extremeña Sonora ya es historia. Los conciertos de Dimenssion en la sala Cameron y de Laura en el Submarino pusieron anoche el broche final a la quincena de actuaciones que, desde principios de marzo, han permitido recuperar la música en directo en locales gracias a permisos extraordinarios.

La iniciativa de la asociación Extremeña Sonora ha logrado atraer al público, como se demostró el pasado jueves en el concierto que ofreció el grupo Miscelánea en Cameron. La mezcla de estilos de la banda liderada por la vocalista Ana Carretero gustó a los espectadores, que completaron la mitad del aforo de la discoteca de la avenida de España. Canciones propias y versiones de bossa, pop, rock, jazz y reggae encadenaron más de hora y media de música en directo, con un sonido que logró sobreponerse a las limitaciones del local.

Y es que Miscelánea supo a poco, no por falta de energía --Alberto de la Rosa, en la batería, y Antonio Mariscal y Curro Alvarez con las guitarras son una garantía-- sino porque su música volvió a evidenciar que Cáceres necesita una sala de conciertos en la que los grupos puedan sonar con toda la calidad que buscan. A los empresarios que apuesten por ello público no les va a faltar, una de las claves del éxito de Extremeña Sonora al lograr cubrir esa demanda con una oferta de conciertos muy digna, que ha servido como escaparate a la inagotable cantera local.

Los últimos en cantar

La fusión de Miscelánea dio paso anoche al metal de Dimenssion, otra de las bandas que buscan espacio en la escena nacional con su primer disco, Hacia lo desconocido , grabado en el 2004 y que se ha distribuido en Sudamérica y Japón. De nuevo, Cameron volvió a servir de escenario al cuarteto cacereño, que repasó los temas de su proyecto musical al ritmo de las guitarras de los hermanos José y Eduardo Muñoz, la voz de Christian Pizarro y la batería de Oscar Trigoso.

Laura, otro de los jóvenes valores de la escena cacereña, demostró su dotes de rapera en la sala Submarino, en la plaza de Albatros. Acompañada en el escenario por amigos como Leo, de La Ultima Palabra, grupo con el que colaboró, la artista hizo bailar con hip-hop a sus fieles.

Fue la traca final de Extremeña Sonora, que buscará consolidarse el próximo año si sus organizadores disponen de más tiempo y presupuesto. Ojalá que lo logren porque Cáceres necesita que la noche tenga directos, aunque solo sean para que los músicos puedan hacer lo que les gusta y el público disfrute.