Es una de las romerías más antiguas de la capital cacereña. En 1522 ya consta la existencia de la ermita de Santa Lucía y desde 1654 ya hay constancia de celebración de culto en el lugar. Aunque no fue hasta 1881 cuando se designa a la ermita de Santa Lucía para que sirva provisionalmente de parroquia de Aldea Moret, hasta que se construya la de San Eugenio, en el poblado minero. Ya en estas fechas se festejaba la romería, que siempre era el tercer domingo de Pascua, hasta que se trasladó al segundo domingo de mayo, una semana después de la de la Virgen de la Montaña.

Ayer decenas de personas volvieron a reunirse junto al templo para honrar a Santa Lucía, protectora de la vista (mártir cristiana que padeció la persecución de Diocleciano y a quien arrancaron los ojos y mataron). Fue una de las romerías más participativas de los últimos años. Comenzó con la tradicional eucaristía ofrecida por los párrocos Miguel Ángel González y Jesús Luis y cantada por mujeres de la parroquia (cantaron la misa extremeña). Después la procesión, el ‘besaojos’ y la rifa del borrego. Esta vez era un borrego del siglo XXI, porque iba acompañado de una tablet.