No sé si usted será uno de esas personas que critican todas y cada una de las medidas que toma nuestro Reverendísimo Ayuntamiento porque en Cáceres son muy numerosas pues aquí hay mucho listo. Lo malo es que ninguno es concejal. Si fuera el caso, sepa usted que está muy equivocado y no merece los gobernantes que tiene.

No me extrañaría que echara sapos y culebras al hablar del tráfico en nuestra ciudad, lo tachara de caótico y diera pelos y señales de las deficiencias que encuentra en su deambular por la ciudad, empezando por los semáforos que según sus criterios son excesivos y están muy mal sincronizados, por no hablar de los pasos de peatones que se han colocado de tal manera que obligan a los viandantes a salir a la calzada para comprobar si viene un auto y a los conductores a ver al peatón cuando está encima de su parabrisas.

Quizás sus críticas se apiaden de las autoridades si tiene en cuenta la idiosincrasia de los conductores, que no creo que sea muy diferente a la del resto de España, pero me parece que es usted más comprensivo con los desaprensivos conductores que con las autoridades y justifica los desmanes echándole la culpa al ayuntamiento.

Que si zona, azul, que si aparcamientos privados, que...

Parece mentira que minusvalore de esa manera la inteligencia, diligencia y capacidad proyectiva de nuestras autoridades. Porque todo lo que sucede está muy bien pensado y proyectado.

Solamente una mente privilegiada puede conseguir planificar el tráfico de manera que en la avenida de Antonio Hurtado, por ejemplo, no haya menos de cinco coches aparcados en doble fila ni más de veinte y ninguno de ellos luzca en el parabrisas el papelito de la denuncia de la policía.

¿Acaso se debe al azar que en cada calle haya al menos un coche delante de un vado? De ninguna de las maneras. Está perfectamente planificado y la prueba está en que llama usted a la grúa y tarda más de media hora en aparecer.

Justo el tiempo que tiene el dueño del coche para tomarse una caña con su correspondiente tapa. ¡Pero qué listeza!